El piano, al menos en Chile, está asociado inevitablemente a la figura de Claudio Arrau. El músico nacido en Chillán (1903-1991) "marcó un precedente para los pianistas no solo chilenos, sino de todo el mundo, especialmente con sus interpretaciones de las 32 sonatas" de Beethoven, dice Luis Alberto Latorre, piano solista de la Orquesta Sinfónica y coordinador de la segunda temporada de piano que parte hoy en el Teatro Universidad de Chile, dedicada a Arrau.
Desde hoy y hasta noviembre, el ciclo abordará todas las sonatas del músico alemán, cronológicamente. "Es como contemplar la vida de Beethoven", dice Latorre.
La partida, hoy a las 19.40 h, incluye las tres primeras sonatas de 1795, dedicadas a Joseph Haydn, en manos del pianista argentino-canadiense Alexander Panizza, quien ha tocado el ciclo íntegro y lo grabó para el sello EMR. Según Panizza, las tres "tienen características del estilo de Haydn, como el manejo de las pausas, las sorpresas y el humor". Igualmente denotan una "personalidad propia", y pese a ser "atípicas" no deben subestimarse debido a que "son obras grandes, de cuatro movimientos cada una, formato que después mantuvo en sus nueve sinfonías". En la primera, dice, se expresa "el Beethoven apasionado"; la segunda "tiene rasgos de elegancia y gracia, y la tercera anuncia el estilo heroico que vendría después".
En simultáneo, la Orquesta Filarmónica de Santiago tendrá hoy y mañana a las 19.00 h al director emérito del plantel, Juan Pablo Izquierdo, en un concierto que junta a Leonard Bernstein en su centenario con la Tercera Sinfonía "Heroica" de Beethoven.
Tras el inicio con Passacaglia Op.1 de Anton Webern, la primera parte está dedicada a Bernstein y Tres Meditaciones de su Misa (1971), una especie de suite de concierto de aquella ambiciosa obra, arreglada para violoncello solista y orquesta.
Luego del intermedio, los "dos acordes que sacudieron al mundo" (R. Wagner) se dejarán sentir en el Municipal. Es el inicio de la Sinfonía "Heroica" de Beethoven, que suele ser considerada el punto que marca el fin de la era clásica y el surgimiento del romanticismo. En ella y más allá de la dedicatoria derogada a Napoleón, "hay un sentido de búsqueda constante por la verdad", dice Izquierdo. Para el mismo Bernstein, los dos primeros movimientos de ella son "probablemente los dos más grandiosos en toda la música sinfónica".