Romance bailable de Hernán Rivera Letelier llega al teatro

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Basada en la novela Historia de amor con hombre bailando, Bastián Bodenhöfer realiza su primera adaptación que mezcla música, baile y teatro. La obra


Bastián Bodenhöfer (56) está entusiasmado. A dos semanas de estrenar su primera adaptación teatral se encuentra con el elenco de 15 actores y siete músicos en el Centro de Danza Espiral. Ahí ensayan la obra en la que trabaja desde hace un año , y que el próximo 2 de junio estrena bajo la producción de CorpArtes: Historia de amor con hombre bailando, basada en la novela homónima de Hernán Rivera Letelier.

Ambientada en una salitrera nortina de los años 60, la obra cuenta la historia de Fernando Noble, apodado El Feo (Felipe Ríos), un excelente bailarín con una desgarradora historia de amor. "Una tragicomedia bailable", como la define su director, y que cuenta con música en vivo y una moderna puesta en escena. El elenco lo completan Maira Bodenhöfer, Christian Zúñiga, Emilio Edwards, Francisca Concha y otros 10 actores y bailarines seleccionados a través de un casting.

"Cuando leí la novela pensé en que la historia es redondita, como para hacer una película. Entonces, cuando estaba conversando con mi hija Maira sobre qué obra hacer, me volvió la idea. Además, tiene todo lo que me atrae en el teatro. Me encanta integrar las distintas artes dentro del escenario", explica el director.

Así, y con absoluta libertad de parte de Rivera Letelier, Bodenhöfer trabajó durante tres meses en la adaptación del texto, una tarea en la que nunca antes había incursionado. "He dirigido bastante, pero es primera vez que hago la adaptación de una novela. Me gusta la escritura, así que fue encontrarme con este secreto que tengo y fue un trabajo muy agradable", comenta sobre este nuevo desafío.

Con la intención de ser lo más fiel posible a la novela, Bodenhöfer rescató a los cinco protagonistas del libro de Rivera Letelier, pero también incluyó personajes de otras novelas del autor. Además, tomó decisiones como que la misma actriz, su hija Maira Bodenhöfer, interpretara a Ana y La Flaca, los dos grandes amores del protagonista en esta historia.

En una época donde las entretenciones eran el fútbol, el biógrafo y el baile, el gran salón de baile de Coya era el epicentro de la entretención. Ahí suenan clásicos del twist, rock & roll, mambo y chachachá, ritmos que en la puesta en escena están a cargo de una banda de siete músicos dirigidos por Andrés Pérez Muñoz. Destacan los bronces y una búsqueda del sonido propio de esos años, aspecto importante para el ambiente que Bodenhöfer busca plasmar en la puesta en escena.

En esa misma línea, el montaje busca dar cuenta de manera fiel de la época en que se desarrolla la historia. Vestuario, maquillaje, peinados y utilería caracterizan a los actores de acuerdo a la estética de esos años. "Todo es de época, las maletas, los bolsos y los frascos. Las botellas de cerveza que toman son del año 50", explica. Sin embargo, el espacio escénico es moderno, no hay escenografía, pero sí diferentes atmósferas de las que el diseño de iluminación se hace cargo para situar cada una de las escenas que pasan por el desierto infinito, el salón de baile, o el andén de un tren.

Para crear ese ambiente desértico Bodenhöfer fue en búsqueda de un escenario grande, así llegó al Teatro de Corpartes. "Nos interesó mucho que la historia cobre vida en el norte de Chile, y entendemos lo necesario que es sacar nuestras cabezas de lo que sucede solamente en Santiago", comenta Francisca Florenzano, directora ejecutiva de Fundación Corpartes, sobre la decisión de hacerse parte del proyecto.

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