Así fue la actuación de Benedict Cumberbatch en Chile

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El actor británico protagonizó la obra Hamlet, la cual fue presentada por National Theatre en Londres y transmitida en diferido en el Teatro Nescafé de las Artes en Santiago.


Ir al teatro es una experiencia que suele cumplir una rutina establecida: buscas tu lugar, tomas asiento, fijas la vista al escenario y ves la presentación en vivo de los actores. Ver Hamlet en el Teatro Nescafé de las Artes fue diferente.

El 30 de mayo se concretó una de las funciones de National Theatre Live, lo cual consiste en que una obra con actores de renombre, es filmada y luego proyectada en diferido en algunos cines y teatros internacionales. La elegida fue Hamlet, protagonizada por Benedict Cumberbatch y dirigida por Lyndsey Turner.

No fue la primera vez que se realizó esta experiencia. El 15 de octubre de 2015 se estrenó la obra en el Teatro Barbican en Londres, y el 28 de noviembre fue exhibida en el Teatro Nescafé de las Artes. Fue tal el éxito de ventas que fijaron dos funciones más para el 2 y 14 de diciembre.

Tras casi 3 años, la obra regresó a Chile, y aunque hay quienes pueden alegar que es más similar a una función de cine que de teatro, la magia no se pierde, solo se transforma.

La obra dura 3 horas más un interludio de 20 minutos que, si bien es una duración intimidante, más aún considerando la complejidad de una obra shakesperiana; resulta irrelevante desde el comienzo de la obra.

Aunque sea una proyección, la sensación propia de un teatro sigue presente en todo momento. Es cierto, no se ve a los actores de carne y hueso a solo metros de distancia, pero la cercanía humana aumenta con creces al no perderse en la espectacularidad de los efectos especiales y la edición cinematográfica.

Lo primero que se exhibe es el tras de escenas de Hamlet, con un recorrido junto a Cumberbatch mientras estudia y asimila a su personaje. Luego, se muestra al público al interior del Teatro Barbican a la espera del comienza de la obra. Las luces se apagan, los asistentes guardan silencio y el telón se abre.

Lyndsey Turner entrega una adaptación que evoca fácilmente a la época moderna, a la temporalidad propia de Hamlet, pero con una puesta en escena que entre vestimentas modernas y algunos diálogos y expresiones  sutilmente cómicos, se hace más atractiva para las audiencias acostumbradas a los éxitos de taquilla y las series de fácil asimiliación.

Benedict Cumberbatch se roba la película -o en este caso, la obra- pues deja de lado al detective (Sherlock), al matemático (Alan Turing) y al hechicero supremo (Dr. Strange), para viajar al siglo XVII y encarnar al personaje creado por William Shakespeare y adueñarse de él completamente. Él es Hamlet.

El luto por su padre a quien ve como fantasma, la traición de su tío, la deslealtad de su madre, la lucha interna por cumplir con su pueblo como heredero del trono de Dinamarca o vengar la muerte de su padre, sin tener claro si está en su sano juicio; son los principales conflictos de un hombre que pasó a ser parte de la literatura universal con la frase "Ser o no ser".

https://www.youtube.com/watch?v=V3S4dXuKXx0

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