El pasado 21 de enero, en su función de medianoche, el Festival de Cine de Sundance fue escenario del estreno mundial de El legado del diablo, el primer largometraje del joven graduado de dirección del American Film Institute, Ari Aster. Tras sus poco más de dos horas de duración, el recibimiento del público y los críticos en la sala de exhibición fue inmejorable, con voces que a las pocas horas la calificaban como la mejor película de terror de lo que va del año o la comparaban con el efecto que en su tiempo lograron clásicos como El exorcista y El bebé de Rosemary. Así, el Hollywood Reporter la definió como "dos horas de creciente terror sin aliento, que no aflojan ni por un minuto".
La misma realización que el jueves debutará en salas chilenas para que el público local pueda conocer de primera mano la historia de los Graham, después de que Annie (Toni Collette) pierde a su madre. Ante esto, ella no sólo enfrenta el dolor del duelo, sino que poco a poco la muerte de la reclusiva anciana va afectando al resto de los integrantes de su familia, en especial a la preadolescente Charlie (Milly Shapiro). Ella estaba obsesionada con su abuela y comienza a comportarse de una manera muy extraña tras el funeral, preocupando a su madre y su padre, Steve (Gabriel Byrne). Poco después, será su hermano mayor, Peter (Alex Wolff), el afectado por un accidente y la enrarecido atmósfera de su hogar.
Pero para Aster, las familias disfuncionales ya eran parte de su trabajo. En su primer cortometraje de 2011, The strange thing about the Johnsons, había llamado la atención de cientos de usuarios de YouTube con la historia de un adolescente que se obsesiona con su propio padre; para en 2013 presenta Munchausen, un corto sin sonido donde Bonnie Bedelia (la esposa de Bruce Willis en Duro de matar) es una madre que logra controlar a su hijo después de convencerlo de que está gravemente enfermo. Los conflictivos paisajes de un no tan normal entorno familiar que él vuelve a explorar en El legado del diablo, con un ingrediente adicional: lo sobrenatural.
Como su sinopsis oficial lo destaca, en la cinta la existencia pacífica de los Graham se desgarra, "obligando a su madre a explorar un reino más oscuro para escapar del desafortunado destino que heredaron". Un hecho que en pantalla se refleja en los oscuros secretos que se van revelando a través de una trama manejada con inteligencia por Aster, quien lleva al espectador por un camino que pasa con habilidad del drama psicológico -al estilo de cintas como Gente como uno (1980)- al terreno del horror clásico.
"Hay una tendencia especialmente entre las tragedias familiares estadounidenses, o dramas familiares, donde las personas sufren una pérdida y pasan por un momento muy tumultuoso juntos, pero al final eso los une y fortalece sus vínculos", aseguró el realizador sobre sus influencias para dar vida al largometraje. Aunque luego confirmó que él fue más allá, porque eso no siempre es lo que sucede: "Algunas veces ocurre algo y se pierde a una persona en una familia y termina destrozando al grupo familiar. Yo quería hacer una película sobre eso".