Dënver se separa y sus integrantes alistan discos solistas
El dúo, uno de los más destacados nombres del pop local, se despide en agosto con un show en Blondie.
La hoja de ruta que Dënver se había trazado para este 2018 tenía como eje la celebración de los diez años desde el lanzamiento de Totoral, el debut discográfico que puso al dúo de San Felipe en el mapa del indie pop nacional, y el inicio formal de una carrera que acumula suma otros tres LP, música para cine y televisión y aplaudidas presentaciones tanto en Chile como en el extranjero. Pero en medio de ese proceso, mientras planeaban el festejo y revisaban su propia historia, Mariana Montenegro y Milton Mahan se dieron cuenta que ésta debía llegar a su fin.
"Si bien en un momento nos planteamos la posibilidad de hacer un nuevo disco, en el proceso empezamos a darnos cuenta que teníamos inquietudes creativas distintas", resume Mahan, sentado en un café de Santiago junto a su compañera de ruta desde 2004, quien justifica la decisión con la necesidad de renovarse e iniciar rumbos separados. "Llevamos más de doce años juntos, cuatro discos, y creo que es necesario un descanso. Cada uno empezó a desarrollar una inquietud solista y se hizo difícil destinar la misma energía a ambos proyectos", explica.
El de ahora es, en rigor, el segundo quiebre del grupo, luego que en 2013 anunciaran una disolución que finalmente sólo duró unas semanas. Un error de juventud, dicen los músicos sobre aquel episodio, en el que se ventilaron diferencias personales y conflictos propios de una sociedad artística que alguna vez fue también una pareja.
Esta vez la situación es distinta, aseguran, "parte de un proceso que fue decantando naturalmente". Y definitiva. De hecho, ya trabajan en el que será su concierto de despedida, fijado para el 18 de agosto en Blondie, para el que adelantan "sorpresas, invitados y una performance bien especial. Queremos irnos contentos", cuenta Mahan.
Pero además de las distancias creativas, otro hecho reciente generó un remezón al interior del conjunto: la denuncia por violencia que la cellista Felicia Morales hizo en febrero contra su ex pareja, el también músico Pablo Muñoz, socio creativo de Mahan (en la dupla de producción De Janeiros) y colaborador del dúo, con quienes compartía estudio y grabó la música del cortometraje Historia de un oso.
"Fue muy duro todo, porque uno ve a esas personas y no tienes idea lo que hacen. Pero es genial que ahora esas cosas se griten y se digan, obviamente estamos en contra de la violencia", comenta Montenegro, refiriéndose por primera vez al caso. "Yo creo que también tuvo algo que ver [con el fin de Dënver]", agrega Mahan. "Fue muy fuerte lo que pasó y un detonante de un montón de cosas. Muchos nos pidieron una opinión y no sé si ahora pueda darla, porque hay temas legales entre las partes involucradas. No sé si el silencio fue la mejor decisión, pero sí puedo decir que la sociedad con Pablo se disolvió inmediatamente y que ya no tenemos el estudio".
Carreras separadas
Sangre cita, de 2015, quedará como el último registro de la discografía del dúo. Un álbum festivo y de vocación bailable, que materializó la transición del grupo desde el pop intimista y dulce de sus inicios hacia una propuesta de mayor elaboración instrumental y tono hedonista.
Algo de esto último seguirá explorando Montenegro en su debut solista, Mezcla; un LP pensado para la pista de baile -trabajado junto al DJ y productor Alejandro Paz- que lanzará antes de agosto. En paralelo, Mahan presentará en los próximos meses el primer sencillo de su trabajo en solitario, "más orientado a las texturas y con algo experimental", cuenta, y firmado bajo el alias de Milton James.
Sus nuevas apuestas no les impedirán trabajar juntos en proyectos específicos -como la música de una película animada-, además de lanzar sus dos últimos singles como dúo antes del recital de agosto. "Yo creo que recién esa noche", dice Montenegro, "nos vamos a dar cuenta que es la última vez".
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