No es exactamente una venganza sino un vaticinio cumplido. "Cuando las cosas se transparenten y escuchen lo que viene se darán cuenta de quién hacía las canciones". Lo dijo a este diario Sebastián Gallardo, el líder de We Are The Grand, por la salida del baterista Matías Peralta y el bajista Juan Aguirre en julio del año pasado, una crisis en apariencia mayor si dos de cuatro se van. La artillería de declaraciones incluyó alusiones a la disciplina y el respeto según el líder, mientras el batero acusó a Gallardo de registrar el nombre de la banda sin consultar al resto y quejas sobre dineros invertidos. Delicioso. Una pelea de rock a la antigua.

Raíz, esas canciones que Gallardo anunció para este disco deslizando sutil un tapabocas, es de lo mejor que ha hecho este grupo con vocación abierta por el pop rock de ambición internacional. La actitud de WATG, que en 2009, el año de su fundación, se radicó nada menos que en Liverpool, es producir música de potencial comercial. La etiqueta indie ahora les queda chica. Algunas de estas canciones podrían programarse sin problemas en radios románticas en español.

Los fans del grupo no la tienen fácil. La evolución de WATG ha sido de giro amplio. La banda del debut íntegro en inglés Until the morning (2012), tiene muy poco que ver con este presente declaradamente romántico. El único link con aquel título con huellas de Arctic Monkeys, Bloc Party y algo del primer U2, es la puntillosidad interpretativa. Volver (2016) marcó una inflexión: cancionero en castellano, melancolía en plan Coldplay y Radiohead, junto con tantear la sensualidad como una veta estilística.

Los nuevos músicos, Sebastián Lira en bajo y Benjamín Galdames en batería, se acoplan sin problemas a este salto artístico. Desde el arranque con Vientos, de ritmo poderoso y elegante -similar a la sofisticación alcanzada por Babasónicos en Jessico (2001)-, se imprime un estándar de calidad sin retrocesos en el resto del álbum. Caen las hojas contiene arreglos que suman electrónica y trompeta como antesala de un pop rock cortado a la perfección; Mientes intersecta la elegancia de Sade con la balada en español que ha evolucionado desde el bolero; la melancolía de Habitar en ti expresa un cariz íntimo y conmovedor en la voz de Gallardo; Raíz cierra épica y emotiva con un remate in crescendo preciso y categórico sobre el progreso de la banda.

El nombre de Pablo Stipicic en la producción junto a Gallardo y el guitarrista Fernando Lamas (sobreviviente a la crisis de 2017), garantiza calidad de sonido para presentarse en cualquier punto del planeta. Stipicic ha estado involucrado en algunos de los mejores álbumes del último tiempo en la escena chilena como Milagros de Fernando Milagros y en Ex La Humanidad de Electrodomésticos. El equipo no solo produjo sino que compuso tres temas, mientras el resto del material pertenece a Gallardo y Lamas, en un álbum de grandes expectativas con el desafío promocional de vender indie pop a las masas.