Aparentemente algo nervioso, pero dando muestras del sentido del humor que lo ha hecho famoso, el chef Anthony Bourdain comenzó sus actividades oficiales en Chile con una conferencia de prensa. El conductor del programa Sin Reservas (de la señal de cable Discovery Travel and Living) está hace una semana en el país registrando material para un capítulo dedicado a la comida local y hoy habló de lo que más le ha gustado, de lo que no y de parte se su filosofía culinaria.
Entre las cosas que dejará para el olvido, Bourdain reconoció que están los piures que, confesó, "no me volvieron loco". Mientras que entre los mariscos que sí apreció estuvieron los erizos, que calificó como lo más memorable dentro de las variedades marinas de la comida.
Claro que eso no fue lo único que valoró. También dijo que encontró muy bueno el vino, aunque no le alcanzó para distinguir ninguna marca y los sandwich, especialmente los lomitos, que definió como magníficos. "Tengo sentimientos encontrados respecto a los completos", dijo nombrándolos en castellano. "No sé si son algo realmente delicioso o un crimen de guerra. Creo que depende de cuánto has tomado cuando te lo comes", bromeó. Y remató: "Chile no tiene nada de que disculparse por su comida".
Otros platos de su experiencia culinaria nacional que también destacó fueron arrollado, que calificó como uno de los puntos altos de su visita, la lengua y la morcilla negra que describió como "malditamente extraordinaria".
Bourdain también se refirió a su papel en el panorama de los chefs mediáticos. "No me siento como un pionero. Soy un cocinero suertudo, que cuenta historias. Tuve la suerte de escribir un libro bastante cargante antes de hacer televisión entonces nadie esperaba que fuera diplomático. No soy un defensor ni un explorador. Sólo trato de divertirme y hablar de una manera que me entretiene y ojalá a otros también", aseguró.
El chef de Sin Reservas también recalcó que tiene claras sus limitaciones como chef. Dijo que la parte más exitosa de su carrera ha sido a cargo de un restaurante de comida francesa clásica, que ninguno de los grandes chefs lo contrataría y que " no soy ni un innovador ni un artista de la cocina".