Anthony Bourdain deja un legado muy importante y en distintos aspectos. Por un lado, para nosotros los chefs, porque como cocinero y a través de su historia mostró un mundo que casi nadie conocía: el de la cocina real, la parte dura, lejos del glamour. Aquel que cuenta en su libro Confesiones de un chef (2000), donde se encuentran drogas, alcohol y depresiones. Ahora quizás se muestra un poco más esa cocina de verdad, donde muchos están dispuestos a hacer casi de todo, cualquier sacrificio, porque todo eso que se dice de los chefs es realidad.
También en televisión fue un pionero. Partió haciendo un programa de entretención pero terminó haciendo un espacio cultural, siempre mostrando la calle, la gente de cada lugar. Tenía la pega soñada de todos a los que nos gusta esto: conocer diversos países recorriendo sus calles y comiendo en las picadas. Y la comida era protagonista siempre, porque a través de ésta mostraba toda la cultura de un país, siempre con un lenguaje muy cercano que hacía que cualquiera pudiera sentirse atraído a este tema. Creo que la gran cantidad de gente de este lado del mundo que empezó a viajar de un momento a otro al Sudeste Asiático tiene que ver con su programa.
Además, nunca dejó de ser un cocinero, y aunque haya estado viajando siempre vivió su vida como cocinero. Para mí, todos los programas chilenos actuales de viajes y comida que hoy vemos en pantalla está influenciado por lo que hizo Anthony Bourdain, y el que diga lo contrario está mintiendo. Fue uno de los primeros que vimos e influenció a muchos, y lo veo en la programación actual de canales como 13C, Mega, Chilevisión y TVN.