Graduación y Custodia compartida: ultimas experiencias en grande

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Tal como van las cosas, todo indica que de aquí a un tiempo más el cine de autor, el que más le interesa a los cinéfilos, y las películas que no sean de gran presupuesto ni de gran espectáculo emigrarán definitivamente de las salas de cine a otras plataformas


La futurología podrá ser una disciplina incierta y traidora, y la experiencia a lo mejor recomienda no tratar de anticiparnos a lo que depare el futuro. Pero, tal como van las cosas, todo indica que de aquí a un tiempo más el cine de autor, el que más le interesa a los cinéfilos, y las películas que no sean de gran presupuesto ni de gran espectáculo emigrarán definitivamente de las salas de cine a otras plataformas. Es la sospecha con que cualquiera se queda después de comprobar que películas excelentes como Graduación, o al menos rescatables como Custodia compartida, están condenadas casi de antemano a un desempeño completamente marginal. El tema en sí mismo no es muy interesante; el canon fílmico no cambiará gran cosa y las películas se seguirán haciendo más o menos igual. Lo que sí cambiará será la distribución y exhibición, que desde luego tendrá que ir por otros canales.

Lo importante es que el tipo de experiencia que asegura el cine de autor o de audiencias más o menos ilustradas no tiene nada que ver con lo que se asocia a los hits que están por adueñarse definitivamente de la cartelera. Es mucho más que una advertencia que Avengers se haya convertido en el estreno más exitoso jamás visto en Chile. Ya no se trata del futuro sino del presente y sería torpe eludirlo. Porque así están las cosas.

Al lado de acá, sin embargo, en el del cine de menor volumen, pasan cosas. No muchas, pero pasan. Trascienden poco, quizás, pero quien haya ido a ver Graduación -la estupenda realización del rumano Cristian Mungiu- sabe que en esta historia ambientada en la Rumania postcomunista vibra un puñado de conflictos morales de densidad y alcance francamente dostoievkiano. Hay un padre ilusionado con la perspectiva de que su hija vaya a estudiar a Inglaterra. Hay una chica que sufre un episodio de abuso y la experiencia la llena de dudas sobre su futuro. Hay un matrimonio que se está viniendo abajo. Hay un entorno de mediocridades y corruptelas que lo ensucia todo. Y -lo mejor- hay un cineasta lo bastante maduro para dar cuenta -como le gustaba a Renoir- que todos los personajes tienen sus razones, que aquí nadie es héroe ni villano por anticipado, que las cosas no son tan simples como parecen y que aun en las imágenes más luminosas hay zonas de sombra y de grises. Eso es cine. Eso es lo que da este medio expresivo en su escalón superior de maestría.

Algo de eso, solo algo, se siente también en Custodia compartida, la cinta con que Xavier Legrand está debutando en el largometraje. Es un relato feroz sobre violencia familiar a partir de la decisión de una jueza de repartir el cuidado de un niño de once años entre madre y padre. El problema es que éste es un agresor de libro de texto y durante buena parte de la proyección lo que vemos es una sucesión de maltratos psicológicos y físicos, sobre el chico y la familia, que son difíciles de tolerar. Hay una cuota de obscenidad y sadismo en la mirada del cineasta, y sin duda que se trata de un aspecto bien discutible. Pero hay también un notable sentido del cine en varios momentos de su película. La fiesta del cumpleaños de la hermana del niño víctima de maltrato -momento en el cual explotan las tensiones de ese grupo familiar herido, de esas vidas destrozadas por el terror y la violencia ejercida por el psicópata que está afuera del local y que ha llegado a interferir la celebración- es en rigor de antología por la cantidad de variables y conflictos que se cruzan y se potencian en la puesta en escena. De nuevo: esto es cine. Esto es lo que no se encuentra, con estos niveles de economía expresiva y de impacto moral, con esta demoledora fuerza narrativa y emocional, ni en los grandes espectáculos ni en las películas basadas en puros efectos especiales.

No todo está perdido en las pantallas grandes. No todavía.

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