Nunca estuvo ahí. No atravesó el desierto, ni siquiera lo miró desde un auto en movimiento, pero ese territorio árido y fronterizo fue para él el espejo del horror. Roberto Bolaño, en su juventud, callejeó por Ciudad de México, pero jamás pisó el suelo del desierto de Sonora. Eso no importó para describirlo en sus historias y poner allí a sus personajes como en la última parte de Los detectives salvajes (1998), donde Arturo Belano y Ulises Lima se dirigen al norte mexicano tras las huellas de la poeta Cesárea Tinajero.
Fue el Atlas de Sonora, de Julio Montané Martí (1927-2013), que el escritor chileno utilizó como una guía para desarrollar sus narraciones sobre ese territorio. Bolaño describía aquellas zonas desde lejos del desierto: lo hacía del otro lado del océano Atlántico, instalado en Blanes, España.
Bruno, hijo de Julio Montané -historiador y arqueólogo chileno, nacido en Valparaíso, quien vivió la mayoría de su vida en México- fue quien le proporcionó a Bolaño el famoso Atlas de su padre. El joven formó, en 1975, con Bolaño y Mario Santiago el movimiento poético del infrarrealismo. Bruno es también quien encarna el personaje de Felipe Müller en Los detectives salvajes, novela que obtuvo el Premio Herralde (1998) y el Rómulo Gallegos (1999).
"¿Por qué aquí, entre pueblos fantasmas, entre lagartijas y moscas, entre sahuaros y polvo? ¿Por qué buscó aquí, en mis desiertos de Sonora el sentido último de la vida y el arte?", se pregunta Paty Godoy (1982), la directora mexicana del recién estrenado documental multimedia Los desiertos de sonora, que une fotografías, entrevistas, videos, y que se completa con el libro editado por Altaïr Magazine.
Además, en el ámbito cinematográfico, en agosto próximo se estrenará La biografía inventada, de Nicolás Lasnibat, en el 14° Santiago Festival Internacional de Cine (Sanfic), donde el director realiza la búsqueda de Arturo Belano. "La película no es un documental falso. Es un documental real sobre un personaje imaginario", explicó el director en estas páginas.
"La intensidad y la plasticidad de su universo no cesa de generar influencias directas e indirectas, relecturas y variantes", apuntó una nota sobre Bolaño salida estos días en The New York Times, que se refiere a las influencias de un autor que sigue ganando lectores.
Ayer se cumplieron 15 años de la muerte de Bolaño, ocurrida el 15 de julio de 2003, a los 50 años. Un autor que de culto pasó a convertirse en una figura literaria de referencia mundial, que no ha dejado de crecer en estos años, quien debutó en la literatura con el poemario Reinventar el amor (1976).
Traducido a más de 40 idiomas, elogiado por la crítica, por pares como John Banville y Vargas Llosa, a los nuevos trabajos en la pantalla grande y reedición de su obra por el sello Alfaguara, se suma la novela gráfica Estrella distante. Además, para septiembre, se espera la publicación con textos inéditos del volumen Poesía reunida. Será el décimo libro póstumo que llega a librerías luego de Sepulcros de vaqueros (2017).
"Roberto se describe a sí mismo como poeta y hasta el final de sus días escribió poemas", señaló la semana pasada su viuda, Carolina López. Sobre material inédito: "Libretas por estudiar y valorar: de viajes, de notas de vida y de textos incomprensibles corregidos y recorregidos. También un puñado de cuentos escritos a mano", agregó al diario hispano El Mundo.
Náufragos
Se hizo amigo de las hermanas Garmendia. Alberto Ruiz-Tagle era un seductor poeta que frecuentaba talleres literarios en los años del gobierno de Salvador Allende. Pero su verdadera identidad era Carlos Wieder, un piloto de la Fuerza Aérea de Chile, quien en el cielo escribía versículos de la Biblia.
"Todos los sobrevivientes nos convertimos en náufragos", se lee en una de las viñetas de Estrella distante, novela gráfica inspirada en el libro homónimo de Bolaño, de 1996, y que ahora cobra nueva vida por Random Cómic.
En las páginas en blanco y negro, apuntadas por dos artistas jóvenes españoles, el guionista Javier Fernández (1984) e ilustradas por Fanny Marín (1983), aparece el alter ego de Bolaño, Arturo Belano, quien narra la historia. Es alguien de lentes redondos y pelo rizado, muy parecido al escritor nacido en Santiago, en 1953.
En otra de las viñetas se lee: "Vivía solo, en su casa había algo extraño. Carecía de la vanidad de otros poetas por su obra y consiguió conquistar a las muchachas más hermosas de mi época".
"Siendo justos, más que una adaptación, es una reescritura", comentó Fernández del producto final del cómic salido ya en España, pero que en octubre llegará a Chile. "Al principio fue un guión cinematográfico, motivado por una poderosa imagen: un avión escribiendo versos sobre un campo de prisioneros mientras, en plano cenital, un joven poeta de 19 años no puede apartar la vista del cielo", agregó.
Mientras, las huellas de Bolaño se buscan en Blanes. La ciudad catalana ya cuenta con un recorrido de 17 estaciones, donde se halla su librería favorita, el videoclub Serra, el hogar familiar, el paseo de la Marina, la pastelería Planells y su estudio de la calle del Lloro 23. Es la ruta salvaje de quien dijera que la literatura "se parece mucho a la pelea de los samuráis, pero el samurái no pelea contra otro samurái, pelea contra un monstruo, generalmente sabe, además, que va a ser derrotado. Tener el valor, sabiendo previamente que vas a ser derrotado, y salir a pelear, eso es la literatura".