Hace dos años recibieron el premio Oscar al mejor cortometraje animado. Basado en la historia de un abuelo exiliado durante la dictadura, Historia de un Oso (2014) representa metafóricamente una realidad que remeció a muchas familias chilenas tras el Golpe de Estado. El cortometraje muestra a un oso que sale todos los días con su organillo y un pequeño teatro de muñecos de hojalata. En él cuenta la historia de su familia, de la cual fue separado luego de que un circo se lo llevara.

Ahora, sus realizadores Gabriel Osorio (1984) y Antonia Herrera (1984) exponen, en la galería D21, el proceso que llevó a la realización del cortometraje. Un periodo de casi 10 años donde se acumularon obras elaboradas en las distintas etapas de la producción.

La muestra Originales de Historia de un Oso reúne bocetos e ilustraciones previas a la realización del cortometraje, y algunas de las piezas creadas especialmente para el libro publicado por editorial Zig-Zag en 2016, luego que recibieron el premio de la Academia. También, se exhibirá el cortometraje, un making of, y dos pinturas de óleo sobre tela hechas por Gabriel Osorio en su época universitaria.

"La exposición tiene que ver con que al mismo tiempo se pueda difundir que la animación es un proceso largo, y que requiere harto estudio y trabajo. Algo que algunas personas saben y otras no", explica Osorio. Así, a través de la muestra se podrá ver todo el arte que se hizo para visualizar el cortometraje antes de pasar a la etapa de realización digital. Las distintas versiones del oso, su casa, el barrio y todo aquello donde se mueve la historia. Obras realizadas en técnicas que van desde la tinta y acuarela, hasta lo digital.

En cuanto a las pinturas en óleo de Osorio, si bien no están directamente vinculadas con el imaginario de Historia de un Oso , sí dan cuenta de la línea creativa del director, algo que desde sus estudios universitarios fue configurando. "Esas pinturas tienen un tono mucho más pop. Sí tiene una relación libre con el corto, que es poder transmitir ideas a través de las imágenes", comenta. "Desde que estaba estudiando sentí que el arte estaba muy desconectado del público general", agrega. En esa línea, sus cuadros tienen una intención semejante a la del cortometraje. "En términos de lectura, para mí Historia de un Oso es lo mismo, algo que cualquier persona pueda ver y pueda entenderlo".