Diez horas de ensayo no son para cualquiera. Sobre todo si se tienen 83 años y hay que darle sentido a una de las creaciones más complejas en la historia de la música. Si tal obra es además un bautizo profesional y jamás ha sido tocada en el país, se desatan tormentas perfectas de dificultad. Es el caso de Lulú, la ópera del compositor austríaco Alban Berg (1885-1935) que se presentará en el Teatro Municipal desde el 22 de agosto al 1 de septiembre.
El pasado lunes, el extendido período de ensayo desde las 10 de la mañana hasta las 21.30 horas, terminó por amenazar la condición física del maestro Juan Pablo Izquierdo, quien iba a estrenarla en Chile. El Premio Nacional de Música, que recién cumplió 83 años, comunicó ayer a los músicos de la Orquesta Filarmónica de Santiago que abandonará la producción de Lulú.
La carta que les envió comienza así: "Quiero agradecerles las magníficas horas de ensayo que hemos compartido para la ópera de Alban Berg. Para mí ha sido, una vez más, la comprobación de que la Orquesta Filarmónica es potencialmente una gran orquesta". Luego detallaba sus razones: "Esta experiencia me enseña que en esta etapa de mi vida no puedo aceptar creativamente más de dos ensayos de tres horas por día por un período prolongado. El lunes pasado me quedó esto en claro y fue una constancia de que ir más allá ponía en peligro mi salud. Comprendo que esta planificación debe seguir y por esto he tenido que optar por entregar la dirección de esta ópera".
Según lo dice el propio Juan Pablo Izquierdo (y confirman desde el Teatro Municipal), la creación de Alban Berg será ahora dirigida por el conductor residente Pedro-Pablo Prudencio (40). Ninguno de los dos músicos había abordado esta ópera y en esta ocasión Prudencio había apoyado los ensayos del maestro Izquierdo, un especialista en el repertorio contemporáneo.
Consultado sobre las razones de su abandono, Juan pablo Izquierdo dijo a Culto: "No puedo tomar compromisos de ensayos demasiados largos. El lunes pasado estuve desde las 10 de la mañana hasta las 2 de la tarde con la orquesta y luego en escena ensayamos hasta las 9.30 de la noche. Me sentí muy mal en ese momento. Hay que tener cuidado".
Aún así, el Premio Nacional descartó estar mal de salud. El conductor, que fue titular de la Filarmónica de Santiago entre 1981 y 1986, renovó el repertorio de la agrupación en esa época. Sobre Lulú, dice: "He sido defensor de este repertorio toda mi vida. Pero yo dejé la orquesta bien, está todo listo. Hemos ensayado la ópera completa y los músicos han hecho un gran trabajo".
Obra adscrita al dodecafonismo (sistema atonal sin melodías tradicionales), Lulú es de alta exigencia y cualquiera presentación demanda extensos ensayos. Hace tres años, el entonces director del Metropolitan de Nueva York, James Levine, abandonó la preparación de esta ópera (una de sus especialidades) por motivos de salud y debió ser reemplazado a última hora por el joven director alemán Lothar Koenigs.