Se declara feminista y abstencionista. En medio del actual movimiento que da la vuelta al mundo, su discurso aboga por la igualdad ante la ley y la independencia de la mujer ante el Estado. María Blanco (54) es doctora en Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Complutense de Madrid, profesora en la Universidad CEU San Pablo y autora del libro Afrodita desenmascarada: Una defensa del feminismo liberal. La obra se presentará hoy, a las 19.30 hrs., en las oficinas de la Fundación para el Progreso (La Concepción 191, piso 10), con la presencia de su autora y de Isabel Plá, Ministra de la Mujer y la Equidad de Género.
"La Afrodita del siglo XXI se ha cubierto con velos, máscaras, mentiras políticas y excusas que más bien confunden que aclaran. Estas máscaras no son exclusivas de la mujer, sino que son propias de una mentalidad que empobrece al ser humano, porque le enseña a vivir de los demás, a poner todo tipo de excusas y a no hacerse cargo de las circunstancias de su propia vida, con el argumento de que no es responsable", escribe Blanco en su libro. Allí aborda temas como la discriminación, la brecha de género, el aborto y la victimización, desde una perspectiva que evidentemente dista del feminismo que impera estos días: en lugar de la lucha colectiva, defiende la libertad individual.
No está de acuerdo con leyes de cuotas y considera que "forzar la representación igualitaria es una estupenda manera de perpetuar esa sensación de inferiodidad". Cree que debe permitirse el aborto, pero que no debe ser un ítem de salud pública. Que la violencia contra la mujer debe ser condenada, pero que el hombre no es el único violento. Entre otras ideas.
En su libro plantea un feminismo liberal cuya base está en la igualdad ante la ley ¿Cómo ve el movimiento en relación a ciertos ámbitos donde, a pesar de la ley, existe desigualdad (por ejemplo, el salarial)?
Yo soy abstencionista convencida, entonces no asocio el feminismo a ningún movimiento, sino que a la igualdad ante la ley. En España la ley obliga a que, en igualdad de puestos de trabajo, el sueldo sea el mismo. A veces pasa que los trabajos a los que acceden las mujeres son trabajos menos remunerados. Hay malas políticas de conciliación que permitan la flexibilidad que necesitamos las mujeres para trabajar a gusto. Otras veces, parece que no quieren acceder a puestos laborales más remunerados, porque exigen otra responsabilidad, y no es que no seamos capaces, pero muchas veces no nos vemos capaces. Hay discriminación, pero no se puede computar por ley. Se trata de cambiar una mentalidad.
¿En qué sentido cree que el Estado debe hacerse cargo de ciertos puntos relacionados con las desigualdades y la violencia?
El machismo es cosa de hombres y de mujeres. Hay muchas mujeres a quienes les parece mal que trabajes y hay muchos hombres a quienes les parece fantástico que trabajes y puedas superarte a tí misma. Creo que las que deberíamos tener el mando y tomar la iniciativa para cambiar esa mentalidad, somos las mujeres. Otra cosa son las violaciones, el maltrato y la violencia. Ahí, indudablemente, el sistema legal debe operar, pero no hay ni una concesión para la violencia en general. Es verdad que los asesinatos suceden más en hombres que matan mujeres, pero eso no quiere decir que la mujer no sea violenta. Siempre hay que ver la causa.
En la última marcha por el aborto en Santiago apuñalaron a tres mujeres ¿Qué pasa con esa violencia que parece darse solo por ser mujeres o pensar diferente?
Me parece que esas situaciones se deben a que se ha creado un clima de crispación. En España, para la manifestación del Día de la Mujer, no dejaban acudir a hombres. Se ha creado un clima de crispación, no por parte de todas las mujeres a favor del aborto, ni por parte de todos los que están en contra del aborto, sino que hay grupos radicales de feministas, por un lado, y de conservadores de ultraderecha, por otro. En España igual hay mucha violencia: los esloganes "machete al machito", "muerte al hombre". ¿Que no tienen padre, hermano, novio, amigos? Ahí, yo soy colaboracionista. No voy a colaborar con todos los hombres, pero tampoco con todas las mujeres.
¿Qué aspectos rescata del actual movimiento feminista y cuáles no?
Rescato el idealismo de las mujeres que genuinamente creen que están intentando solucionar los problemas de las mujeres y que se lo plantean con honestidad, pero me parece que su solución es equivocada porque es una solución colectivista. Para mí, la manera de solucionar los problemas es animando a que cada una se lidere a sí misma. Creo que ellas se equivocan porque están recurriendo a una tercera parte, que es el Estado, y me parece que eso hace dependiente a la mujer. Y quiero dejar en claro que estoy hablando de las mujeres idealistas, porque hay mucha parte de ese feminismo y de los antifeministas que se han politizado. En el momento en que tu causa deja de ser una causa humana y pasa a ser un ticket en la agenda política de un partido, estás perdido.
Si bien no está en contra del aborto, en su libro dice que no debería ser financiado con fondos públicos ¿Qué motivos tiene? ¿Cómo cree de debería abordarse la despenalización?
No lo penalizaría. Creo que debe ser tomado como un tratamiento ginecológico más. Por lo mismo, creo que un tratamiento de inseminación artificial no debe ser pagado con dinero público, sino que privado. En principio, prefiero el sector privado porque es más eficiente. Si hay una chica muy pobre, pues eso vamos a verlo. Es un tema demasiado delicado como para generalizar. Pero sí creo que el Estado debe ser subsidiario en temas tan relevantes para la población, especialmente en países donde no hay clase media.