"Creo que Bolaño está altamente sobrevalorado", dijo hace dos meses, entrevistado en estas páginas, el escritor estadounidense André Aciman, bestseller con su novela Llámame por tu nombre.
Con esa frase Juan Paulo Iglesias, uno de los conductores de Conversaciones de Culto, abrió el debate sobre la figura del autor chileno Roberto Bolaño, cuando se cumplen 15 años desde su muerte, ocurrida en 2003, y a dos décadas de la publicación de su novela más elogiada, Los detectives salvajes (1998).
"Son esas frases dichas de manera tan ampulosa y arbitraria, sin duda, a lo mejor hay aspectos de sobrevaloración, pero eso no significa que no sea un gran escritor", señaló Alvaro Matus (1973), editor del sello Hueders. Ayer, el también periodista fue uno de los invitados al programa sobre Bolaño, organizado por Culto de La Tercera, donde además participó el escritor Antonio Díaz Oliva y el periodista de este diario, Javier García.
Díaz Oliva (1985), autor de la entrevista citada a Aciman, cree que sus palabras más que nada "son una respuesta a la bolañomanía, a la moda, a aspectos más superficiales, más que a Bolaño en sí. Si bien la bolañomanía se acabó en EEUU, aún pueden quedar resquicios cuando se publica alguna novela nueva o se puede ver gente subiendo una foto a Instagram leyendo 2666, en el metro de Nueva York", agrega el autor de La experiencia formativa, quien reside en EEUU. "La muerte es la mejor publicidad que puede existir", agregó Díaz Oliva en relación a la partida temprana de Bolaño, con 50 años, cuando empezaba a saborear el reconocimiento.
Protagonizada por los jóvenes poetas Arturo Belano y Ulises Lima, ganadora del premio Herralde (1998) y el Rómulo Gallegos (1999), Los detectives salvajes se convirtió en una novela generacional. "¿Es comparable, por ejemplo, con Rayuela, de Cortázar o Cien años de soledad, de García Márquez?", preguntó Iglesias.
"Está al nivel de las grandes novelas latinoamericanas. Y eso es uno de los valores de Bolaño, tenía esa ambición y ese gesto de tratar de abarcar todo el continente", comentó Matus, quien hizo una comparación de la novela coral latinoamericana con el Bolaño "ensayista, que lee a sus contemporáneos y los nombra", como Rodrigo Rey Rosa, Alan Pauls o Juan Villoro.
Sobre las lecturas del narrador y poeta nacido en Santiago, en 1953, y fallecido en Barcelona en 2003, Díaz Oliva habló del impacto en su generación del libro Entre paréntesis. "Ahí Bolaño arma un mapa de lecturas, cita a Castellanos Moya o César Aira, y desarrolló un canon. Hay quienes tomaron el libro como un manual cortapalos y armaron sus propios cánones", agregó en una conversación donde Javier García (1977) habló de la importancia de la poesía para Bolaño, "sobre todo en los guiños que hace con la poesía chilena. El diálogo que tuvo con Nicanor Parra. Pero además le dedica textos a Rodrigo Lira, Gonzalo Millán, Raúl Zurita, Carlos Pezoa Véliz… Es un muy buen lector de la tradición", señaló.
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