China aumenta su dominio sobre Hollywood
Megalodón es el más reciente ejemplo del actual poderío de la industria cinematográfica del país asiático.
A fines de julio, en una serie de tuits, Dwayne "La Roca" Johnson agradecía a sus seguidores por hacer de Rascacielos: rescate en las alturas, la película número uno del mundo. La afirmación sonaba sospechosa. ¿Cómo Rascacielos podía ser el filme más visto del planeta si una semana antes había sido estrenada con pobres resultados en Estados Unidos y críticas negativas? La respuesta: China.
A pesar de sus números en Norteamérica, el estreno de la cinta en el país asiático acumuló US$ 50 millones (más que toda su recaudación estadounidense) y la transformó en el título más visto de esa semana a nivel global. Pero el éxito en la taquilla china no fue accidental sino parte de una calculada estrategia: la acción de Rascacielos transcurre en China, tiene actores de ese país en su elenco y un 30% de los diálogos son en cantonés. Con esas adiciones, el proyecto siempre tuvo considerado que el gigante de Asia saliera a su rescate en caso de no funcionar en el resto del mundo.
El caso de Rascacielos no es aislado, sobre todo en los últimos años. En 2016, la superproducción Warcraft, destrozada por la crítica y un desastre de recaudación en Estados Unidos se transformó en el estreno más taquillero en la historia de China, gracias a la numerosa comunidad asiática fanática del juego en el que se basa la cinta. También encontró el éxito un año después La Gran Muralla, protagonizada por Matt Damon pero financiada mayoritariamente por China, de donde provino buena parte de su elenco. Otras películas, como Transformers 4, también han sacado dividendos al apuntar al público de esa nación.
El caso más reciente es Megalodón. La película que enfrenta a Jason Statham con un tiburón gigante es derechamente una coproducción entre Hollywood y China. La trama se desarrolla en las aguas de ese país y su coprotagonista es la famosa actriz y cantante Li Bingbing. Múltiples diálogos de la cinta están en chino, y la película tuvo su premiere mundial allá, por lo que se confeccionaron afiches especiales y trailers dirigidos al público local. La estrategia funcionó: a pesar de las críticas negativas que ha recibido, la cinta debutó recaudando US$ 45 millones en EE.UU. y US$ 50 millones en China.
Al ser una coproducción con el gigante asiático, Megalodón saca cuentas aún más alegres. El mercado de esa nación establece fuertes restricciones a las producciones extranjeras, entregándoles un 25% de lo recaudado, pero cuando se trata de una coproducción local la cifra sube a un 40%. Para eso deben cumplir dos de tres requisitos: ser filmada en China, contar con financiamiento chino o tener actores de esa nacionalidad en roles importantes. Además, la cinta no puede presentar ni al país ni a su población en un tono negativo.
No es extraño que Hollywood mire cada vez más a Beijing. Es la industria cinematográfica que más ha crecido en el mundo en esta década y durante el primer trimestre de este año superó incluso en ganancias a la norteamericana, por lo que se espera que en unos años tenga aún más salas y pantallas que Estados Unidos.
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