Él mató a un policía motorizado: canciones bellas y fuertes
La banda argentina retornó a Chile en una jornada en la que compartieron espacio en el Teatro Coliseo con Ases Falsos y sus coterráneos Usted Señálemelo.
Usted Señálemelo salta al escenario con puntualidad que sorprendió a muchos, aunque quizá la mayor sorpresa fue confirmar in situ que la banda oriunda de Mendoza tiene un no menor público cautivo, y que probablemente, solo vaya en aumento. La presentación de una hora dejó la sensación de que los argentinos tienen todavía mucho potencial para seguir conquistando nuevos fan en Chile.
Lo que vino podría ser el plato fuerte de cualquier concierto en el país. Los Ases Falsos, con el disco Mala fama bajo el brazo, continuaron con la fiesta que habían iniciado los mendozinos.
Los liderados por Briceño recorrieron su discografía, aunque siempre desempolvando algunos temas imperdibles de cuando eran Fother Muckers. Eso sí, gran parte del concierto tuvo énfasis su último trabajo. Mala fama, canción que le da el nombre a su último disco, fue una de las más coreadas y pedidas. Estamos frente al nacimiento de quizá de un nuevo clásico para la banda chilena.
Pasada las 11 la noche, cuando los presentes en el Teatro Coliseo llevaban ya dos horas de música en el cuerpo, comienzan a sonar los primeros acordes de "El magnetismo", canción que es parte del disco La dinastía Scorpio. El tema, que no excede el minuto y medio de duración, es recibido con devoción pero con una contenida calma. Pero no es cansancio por las energías desplegadas en las bandas anteriores. En realidad, todos sabían que era solo un bocadillo de bienvenida de lo que vendría, un "hola, como están, prepárense para lo que se viene".
La tregua duró nada y Él mató a un policía motorizado, banda argentina formada el 2003 en La Plata y que ya se ganó un nombre de este lado de la cordillera, comenzó a bombardear energías con temas como "La cobra" hasta llegar a "El tesoro", pieza sobresaliente que forma parte del su último trabajo, La síntesis O'konor. Si decimos que ahí llegaron al peak de la noche no mentiría. Es verdad, recién llevaban un puñado de temas que todavía se podían contar con los dedos de la mano. Lo que pasa con Él Mató es que una vez que llegan al clímax no vuelven a dar paso atrás. No hubo más posibilidad de descanso y contemplación, la noche se convirtió en adelante en un frenesí canción tras canción.
La respuesta para eso es Santiago Motorizado, la cara visible de la banda, que hipnotiza con su voz envuelta con letras que hablan sin piedad, aunque algunas metáforas intenten amortiguar, del amor, del desamor, ("perdón si estoy de nuevo acá, pensé que habías preguntado por mí", dice parte de "El tesoro"), amistad y de la vida en general. No importa la fórmula, siempre la combinación de la voz de Santiago, la música raudamente ejecutada por el resto de la banda y la letras descarnadas terminarán dando en el mentón.
Pero el público no cae en la lona, se pone de pie y vuelve a entonar, gritar y vivir cada canción como si fuera la última, aunque tengan certeza que vienen más. La complicidad con la banda es absoluta.
Y así desfilan "Ahora imagino que", "Nuevos discos","La noche eterna","Mujeres bellas y fuertes", "Amigo piedra","El mundo extraño" y la conmovedora "Las luces", por mencionar solo algunas que formaron parte del setlist. Los trasandinos no temen abarca su discografía, demostrando no existe diferencia entre los antiguos y los nuevos temas. Todos, absolutamente todos, son entonados con la misma pasión y devoción casi desbordada. Es imposible determinar si hay canciones favoritas en esta noche. Probablemente todas lo son. Lo que queda claro es que la banda pasa por su mejor momento y eso es fácil de dilucidar. Cuando en un concierto agradeces que toquen la mayor cantidad posibles de temas del nuevo trabajo en desmedro de los queridos de antaño, es porque el presente musical prevalece.
Los músicos se toman unos minutos descanso, insuficientes como para bajar las revoluciones del público que esperan el retorno. La parte final es una bomba de racimos de clásicos como "Más o menos bien", "Chica de oro", "Chica rutera" y "Mi próximo movimiento", tema que forma parte de Día de los muertos, y que se convierte el último uppercut de la noche.
Esta vez el público cae a la lona, o está obligado a caer, porque la banda abandona definitivamente el escenario. Un ¡Ufff!, emerge desde el alma de una de las espectadoras mientras intenta comenzar a verbalizar lo sucedido con sus amigos. No es la única, hay varios tomando bocanadas de aire para comenzar a digerir el concierto. Quizá ese sea el mejor resumen de la noche.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.