Cuando Carlos Ibáñez del Campo no tuvo más alternativa que poner fin a su primer gobierno, el 26 de julio de 1931, Vicente Huidobro (1893-1948) pensó que no era el momento indicado para sentarse a escribir. Prefirió hacer un alto, observar y camuflarse entre el tumulto de obreros y estudiantes que se había tomado las calles de Santiago en oposición al militar, quien había llegado al poder a solo dos años de la fallida campaña presidencial del poeta chileno, en 1925. Los estragos de la Gran Depresión del 29 habían configurado un insólito escenario político en el país, y como si se tratara de un ajuste de cuentas consigo mismo, en 1934 el autor de Altazor comenzó a escribir sobre su breve paso por las cúpulas.
Ese mismo año, el cultor del creacionismo probó más allá de la poesía: saltó de la crítica cinematográfica a la publicación de Cagliostro, una novela-film, y de Papá o el diario de Alicia Mir, escrita en forma de diario íntimo. Pero cuando imaginó que en la Luna podía haber elecciones presidenciales, Huidobro quiso probar su versatilidad y se lanzó a escribir la segunda de sus obras de teatro (la otra es Gilles de Rais, de 1932), la que a 70 años de su muerte encuentra nuevas resonancias. La tituló En la Luna, y la llenó de delirantes candidatos a La Moneda, incluido él mismo.
Fue en 2016 cuando un grupo de estudiantes y egresados de la Escuela de Teatro de la U. Finis Terrae, comenzó a investigar y a trabajar en torno al mismo texto. Mañana, y tras presentarse en varias funciones al aire libre, el montaje subirá por primera vez a un escenario, en el teatro de la misma casa de estudios y bajo la dirección de Elvira López. "Convertimos la obra de Huidobro, que era bastante más larga y casi imposible de montar, en un espectáculo musical y familiar pero que respeta su humor y ese carácter farsesco que tiene el guiñol, que fue como él la escribió", dice la directora.
Unos 25 actores salen a escena para interpretar a los candidatos que Huidobro delineó con su pluma. Entre peleas, discursos y curiosas estrategias, todos pretenden gobernar la Luna. "Huidobro siempre es un descubrimiento. Uno podría pensar que hasta sabía cómo iba a ser el presente de este país, y sin embargo todo en él es poesía", agrega López.
Vicente García-Huidobro, nieto del poeta y quien además preside la fundación que lleva su nombre, la recuerda, en cambio, "como la obra por la que Jorge Díaz (El cepillo de dientes) dejó sus estudios de arquitectura para convertirse en dramaturgo", cuenta. "El solía decir que para eso tendría que haberse leído la historia completa del teatro universal, pero al parecer le bastó con haber leído En la Luna".
Poeta universal
El sábado 11 de agosto pasado, la primera dama, Cecilia Morel, llegó junto al intendente regional y la gobernadora de San Antonio hasta el balneario de Cartagena, para visitar la casa en la que Vicente Huidobro se instaló en 1946. Convertida en museo desde el año 2013, la propiedad de 320 metros cuadrados y seis salas que albergan más de 300 documentos que pertenecieron al poeta, fue sede de la llamada Mesa Huidobro, en la que se discutió mejorar los accesos y trazar una ruta que conecte la misma casa-museo con su tumba, en una colina frente al mar.
"Los accesos son bastante precarios. Hay varios caminos de tierra y muy mala señalética. Muchos buses no pueden pasar por ahí incluso, porque en invierno todo queda cubierto de barro", comenta García-Huidobro, quien espera a que las obras comiencen durante el primer semestre de 2019. "El proyecto está, y desde luego el compromiso de las autoridades. Y aunque ya estaba inscrito en la ruta patrimonial de los poetas del litoral, el museo necesita habilitar esos accesos para que los visitantes vivan la experiencia de la mejor manera y que vuelvan".
No es todo. Mientras terminan de decorar el salón Vicente Huidobro, inaugurado en 2013 en La Moneda junto a los espacios dedicados a Pablo Neruda, Gabriela Mistral y Gonzalo Rojas, la obra del poeta chileno sigue abriéndose paso fuera del país. A la par de la creación de Ediciones Altazor, impulsada por la misma fundación y que ya ha publicado antologías de poesía joven china y argentina ("Queremos ser un estímulo para la poesía joven latinoamericana"), la prestigiosa editorial española Visor acaba de lanzar Poesía creacionista, con tres de sus títulos y prólogo de Oscar Hahn. Por su parte, la Dirección de Asuntos Culturales de la Cancillería gestionó las traducciones al eslovaco y griego de Altazor y 20 caligramas, que aparecieron por editorial Mandrágora.
"Son los mismos escritores a quienes más les preocupa la vigencia de su propia voz. Muy cerca de morir, José Donoso decía que estaba seguro de que nadie lo iba a leer en 10 años, y resultó ser muy distinto", opina el presidente de la Fundación Huidobro. "Lo mismo ha ocurrido con Huidobro, cuyas obras se han publicado recientemente y a 100 años de su primera edición. Es extraordinario, pero se da realmente en muy pocos autores".
El nieto del poeta cuenta también que hace algunos meses se firmó un convenio entre la fundación y la Universidad de Chile. "Creamos la Cátedra Huidobro, para dar a conocer y discutir en torno a su obra, y desde el próximo año se entregará el Premio de Poesía Vicente Huidobro", cuenta. Las bases del galardón, que se entregará anualmente y al que podrán postular poetas de todo el mundo, se darán a conocer en los próximos meses, asegura: "Aún estamos en la elaboración final, pero el premio estaría dotado de unos $10 mil dólares. Además, hay posibilidad de que se sumen otras universidades extranjeras, como la UNAM de México y otras de España, Argentina y Colombia. Habrá que ver. Lo cierto es que la acogida internacional de Huidobro ha sido enorme, y eso nos conmueve y entusiasma a seguir en esta labor".