En 1974, un año antes de que en Venezuela se creara el célebre Sistema Nacional de Orquestas Juveniles, un grupo de músicos de la Orquesta Joven Federal de Alemania decidió correr con voz, instrumento y agenda propia. Apostaron a un repertorio arriesgado, prefirieron el autogobierno y se cambiaron de dirección. De la tradicional Bonn, la urbe natal de Beethoven, se fueron a la moderna Frankfurt, la ciudad de la bolsa de comercio más grande de Europa y la cuna de un intelectual no menor a Beethoven: el escritor Johann Wolfgang von Goethe.
Hoy, la Junge Deutsche Philharmonie es la orquesta juvenil más importante de su país y es probable que Alemania le quede chica. A sus audiciones anuales postulan cientos de instrumentistas de todo el mundo. Actualmente, por ejemplo, la chilena Camila del Pozo es oboísta de la agrupación. Pero también la japonesa Asuka Imajo es una de sus violinistas, y el colombiano David Coral se sienta al atril con su corno.
Multicultural como la Alemania de hoy, la Orquesta Junge Deutsche Philharmonie se desplaza en su primera gira sudamericana a algunos de los países de sus miembros. Partieron en Chile, donde estarán bastantes más días que en el resto, y luego irán a Perú, Brasil y Colombia. Por ahora, ensayan a toda velocidad en el Teatro del Lago de Frutillar, que el director británico Jonathan Nott (1962) describe como "el lugar ideal para venir con la orquesta".
¿Por qué? "¿Qué puedo decir? Hay lagos, la cordillera y los bosques. Es una de las mejores locaciones posibles", dice con humor el inglés. En realidad la auténtica razón es otra. Una más grande: "Tengo muy buenos recuerdos de la primera vez que vine a Chile con la Sinfónica de Bamberg en el año 2011. Fue acá, en el Teatro del Lago, que tocamos la Sinfonía Eroica de Beethoven. Llegaban y llegaban buses con muchachos, parejas, niños, etcétera. Fue una gran experiencia con el público joven. En ese momento me propuse que algún día volvería con la Junge Deutsche Philharmonie", dice al teléfono tras terminar su primer ensayo en Frutillar.
Con la orquesta dará hoy al mediodía un concierto educativo para estudiantes de colegios de la zona. Luego, a las 19.00 horas, miembros de la agrupación se presentarán con el Ensamble Teatro del Lago. La guinda de la torta será mañana, a las 19 horas, cuando los 86 músicos de la orquesta interpreten la Cuarta sinfonía de Johannes Brahms y la Primera sinfonía de Gustav Mahler.
"No son obras tan diferentes. Tienen la misma gran tradición austro-germana a sus espaldas y fueron estrenadas con apenas cuatro años de diferencia. Son virtualmente contemporáneas: la "Cuarta de Brahms" es de 1885 y la "Primera de Mahler" es de 1889", explica Nott, una de las batutas más respetadas de Europa como ex director de la Sinfónica de Bamberg y titular de la Suisse Romande en Suiza.
"Tocar la "Cuarta de Brahms" y luego pasar a la "Primera de Mahler" es un viaje a través de creaciones revolucionarias y rebeldes para su tiempo. Está la idea de que esta obra de Brahms es una sinfonía de un compositor que lucha contra los achaques de la vida. Pero también puede ser una creación desafiante y nueva, compleja y fresca, que abra nuevas rutas. Por eso es coherente tocar después la sinfonía de Mahler, que es definitivamente algo diferente: al momento de su estreno nunca se había escuchado algo similar en la historia", se explaya.
Con una fuerte vocación pedagógica, Nott es el director y asesor de esta orquesta desde el año 2014. Así explica lo que es manejar a casi un centenar de músicos de entre los 18 y 28 años: "Antes que nada es nutrirse de un sentido de la emoción que uno no experimenta con las orquestas habituales. Tampoco es la misma sensación que se tiene al conducir a chicos de 14 años. A los 24 o 25 hay un enorme signo de interrogación en la vida. Se preguntan qué pasará con ellos en un futuro cercano, se cuestionan cuál será su ocupación definitiva. Eso me hace tener ganas de cuidarlos".