Las reverencias ya contaban varios meses. Como en mayo pasado, cuando en entrevista con Culto el reputado productor argentino Gustavo Santaolalla dijo que de Jorge González admiraba "su integridad, su compromiso con su pensamiento y sus ideas".

Pero sólo esta semana, justo el martes 11 de septiembre -esa fecha que posiblemente signifique mucho para un cantautor cuya vida y carrera cambió para siempre con el régimen militar-, ambos pudieron volver a abrazarse y transmitirse admiración recíproca.

Durante la tarde, Santaolalla apareció por el departamento del intérprete, en San Miguel. Según testigos del encuentro, estuvieron cerca de una hora y media, recordando viejos tiempos, escuchando música y hablando de la actualidad de ambos, tan lejana a ese 1990 que los tuvo trabajando juntos en el álbum Corazones, el testimonio final de la primera vida de Los Prisioneros. Aunque el contacto ha sido frecuente en los últimos años, básicamente a través del correo electrónico, esta vez había una coyuntura específica que precipitó el nuevo cara a cara: el bonaerense estaba en Santiago como previa del concierto que dio anoche en el Teatro Nescafé de las Artes.

Enterados de ese aterrizaje, la familia del hombre de "Tren al sur" contactó hace unas semanas a un productor peruano que realizó el enlace con el dos veces ganador del Oscar. Ya con todo resuelto, Marco González, hermano del músico, fue la tarde del pasado martes a buscar al trasandino a su hotel. De hecho, este último sintetizó la cita un par de horas después en sus redes sociales: "Aquí con mi gran amigo y hermano de Los Prisioneros, Jorge González".

Pero la reunión no sólo fue un acto de fraternidad entre viejos compadres. Desde hace un tiempo, el hombre tras algunos de los más memorables álbumes de rock en español de las últimas décadas está trabajando en un cover que integrará un inminente disco tributo al sanmiguelino, donde también se ha contactado a nombres como Lanza Internacional, Álex Anwandter y María Colores, entre otros. Anoche, la voz de "Amiga mía" asistió al concierto del argentino en Providencia. Siempre acompañado por sus cercanos, debido a las secuelas del infarto isquémico cerebeloso de 2015 que, entre otras consecuencias, le afectó la movilidad de gran parte de su cuerpo.

Por lo demás, González en este segundo semestre ha adherido su nombre a varios proyectos que dan cuenta de sus últimos años: complejos en cuanto a su salud, pero aún activos a la hora de forjar nueva música o pactar lanzamientos. Por ejemplo, está programada para las próximas semanas la salida de un título con nuevas composiciones, todas realizadas durante el último tiempo y a través de su computador, una de las formas que tiene de crear música.

También figura en carpeta un título con diversos covers de nombres de la órbita anglo -Madonna, Depeche Mode, Bee Gees- que registró durante la etapa que vivió en Berlín, la que se extendió entre 2011 y 2015. Al reciente lanzamiento de una versión ampliada de su autobiografía, Héroe, se sumará también un libro con cuentos acerca de gatos que viene preparando desde el año pasado y que consagran al felino como una de las grandes obsesiones de su imaginería artística.

Finalmente, también llegará en diversos formatos el concierto Nada es para siempre que dio a fines de 2015 en el Movistar Arena, el que materializó su retorno a los escenarios en esa temporada, meses después del accidente cerebral que hasta hoy define su existencia. Un espectáculo donde aparecieron ilustres tan diversos como Beto Cuevas, Álvaro Henríquez, Roberto Márquez, Gonzalo Yáñez y 31 Minutos.