¿Alguien recuerda Pequeña gran vida? Es una película con Matt Damon acerca de una pareja que se somete a un proceso de miniaturización. Se estrenó en febrero último y pasó acá con ella más o menos lo mismo que en su país de origen: muy poco. Sin embargo, en las semanas previas a su aparición, hubo "predictores" del Oscar 2018 que la asumieron entre las candidatas. Después de todo, era el regreso a la dirección de Alexander Payne, el reputado realizador y guionista de Entre copas. Con críticas más bien favorables y pobre taquilla, la cinta no tuvo una sola nominación.

Moraleja: no hay que tomarse tan en serio los pronósticos, menos aún si faltan más de tres meses para el cierre del año (última fecha que tienen las películas para ser consideradas por los votantes). Ahora, que no haya ciencia exacta en los augurios no le quita la gracia al ejercicio, menos cuando está en curso el Festival de Toronto y ya tuvieron lugar los de Venecia y Telluride, todos los cuales suelen despejar dudas o confirmar intuiciones.

La mejor y las demás

Entre los nombres que la crítica y los comentaristas comienzan a mencionar está uno de los nuevos regalones de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, Damien Chazelle (La La Land), que hizo de su tercer largo uno de esos productos "importantes" que hasta hace muy poco caían parados en estas instancias: El primer hombre en la Luna. Como deja claro el título, el filme sigue los pasos de Neil Armstrong (Ryan Gosling) y la acontecida historia de la misión Apolo 11, en 1969. Y aparte de obnubilar a buena parte de la crítica, reafirmó lo que podía esperarse respecto de una eventual candidatura. A Mejor película, por lo pronto, pero ese no es más que un comienzo.

A propósito de favoritismos -y de alcances de palabras-, una película que hizo ruido en Venecia fue The favourite. La nueva producción angloparlante del griego Yorgo Lanthimos se ambienta en la Inglaterra de principios del siglo XVIII y en guerra con Francia. Allí, Lady Sarah (Rachel Weisz) es buena amiga de la frágil Reina Ana y, en los hechos, quien gobierna el país. Pero las cosas se desordenan con la irrupción de una nueva sirvienta (Emma Stone). Lanthimos es ya un esencial del circuito festivalero y sus habituales desmadres argumentales parecen más contenidos en una cinta que, al decir de la crítica Anne Thomson de Indiewire, es probable que se llene de nominaciones.

Cabe considerar en este punto que tras el Oscar a Luz de luna y la movida #OscarSoWhite, los productos dirigidos, estelarizados y/o escritos por afrodescendientes son cada vez menos excepcionales. Pruebas de ello hay al menos tres en esta temporada. Si Pantera negra se leyó a principios de año como símbolo de los nuevos aires y de estándares superiores en su género, su impresionante taquilla global (US$ 1.300 millones) suma elementos para tenerla en cuenta más allá de las categorías técnicas.

El infiltrado del Kkklan, por su parte, ha sido un regreso con gloria para Spike Lee (Malcolm X), y tanto el director como la propia película se anuncian fijas en sus respectivas categorías. Otro tanto parece ocurrir, aunque con menos ruido, en el caso de Barry Jenkins e If Beale Street could talk: el realizador de Luz de luna reaparece adaptando una novela de James Baldwin sobre una mujer embarazada que trata de probar la inocencia de su novio, vinculado a un crimen.

En algunos casos, es posible que la película en su globalidad no sea tan valorada como sus protagónicos. Es lo que se vislumbra para Nace una estrella, debut en la dirección del actor Bradley Cooper: habitualmente, escribieron en Forbes, los "remakes de remakes de remakes" solo atraen a quienes estaban vivos para las nominaciones de la película original, pero la presencia de Lady Gaga y de Cooper "debería atraer también a votantes más jóvenes".

Y si la célebre cantante se ve bien aspectada, no debería decirse menos de Julianne Moore, que tras el estreno en Toronto de Gloria Bell ya inscribió una candidatura: la nueva cinta anglo de Sebastián Lelio (remake de su cinta Gloria, de 2013) es, a juicio de la influyente revista Variety, la mejor película con protagonista femenina en lo que va del siglo.

Y si el tema fuesen los actores, no podría ignorarse a Joaquin Phoenix ni a John C. Reilley en The sisters brothers, debut angloparlante de Jacques Audiard, el francés que dirigió El profeta. Tampoco a Hugh Jackman, de quien se han cantado las más grandes loas tras encarnar a Gary Hart, el político al que un escándalo sacó de la carrera presidencial de 1988 (en The front runner, de Jason Reitman); a Christian Bale como el controvertido exvicepresidente Dick Cheney (en Vice) ni a Willem Dafoe como Vincent Van Gogh en At eternity's gate. Y ojo con James Franco y Liam Neeson en La balada de Buster Scruggs, el nuevo western de los hermanos Ethan y Joel Coen (Fargo).

Quedan varias dudas por despejar aún. Por ejemplo, ¿prenderá On the basis of sex, cinta donde la veterana Mimi Leder cuenta la historia de la primera jueza de la Corte Suprema de EEUU? ¿Lo hará Widows, lo nuevo de Steve McQueen, el oscarizado director de 12 años de esclavitud? Pero también hay algunas certezas. O casi. Cuesta imaginar, por ejemplo, que alguien le arrebate al mexicano Alfonso Cuarón (Gravedad) la estatuilla a mejor película en lengua no inglesa por Roma, la película basada en su infancia en México y reciente ganadora en Venecia.