La Vela Puerca: “El pueblo chileno metió muchos huevos en la dictadura militar y eso despierta respeto”
Era una suerte de obligación: un clásico de los últimos años del Cosquín Rock, con seis presentaciones desde su debut en 2006, no podía faltar en la exportación del reconocido espectáculo. La Vela Puerca será uno de los platos fuertes en la jornada inaugural del festival argentino en Chile el próximo sábado 6 de octubre en el Movistar Arena.
Nicolás Lieutier, bajista de la agrupación, sostiene que no existe una fórmula clara: sospecha, sí, que ayudaron el respeto y la paciencia. Casi veintitrés años después de aquella tarde en diciembre del ’95, en el que un grupo de amigos decidió dedicarse a la música, La Vela Puerca se ha erigido como uno de los grupos fundamentales de la escena del rock uruguayo.
Sebastián Teysera, o "Enano" como más se lo conoce, vocalista, suele repetir en cada una de sus entrevistas, medio en broma y medio en serio, que en ese entonces no sabían siquiera tocar el timbre. Lieutier confirma esa versión charlando con Culto: "Para mí, y para todos creo, fue algo muy inocente. Toda nuestra carrera fue así, como casi sin darse cuenta: un jalón tras otro, nada abrupto".
Esa suerte de inocencia, dice, los favoreció. Ir paso a paso, quemando etapas, hasta lograr dar el siguiente paso y cruzar a Buenos Aires, les abrió un montón de puertas. Incluso una media surrealista, explica: La Vela Puerca tiene su segunda casa en Alemania. Tras una gestión de un alemán, que se casó con un argentina y que escuchó sus discos precisamente en Universal Argentina, los uruguayos llegaron hasta Europa realizando giras muy extensas. "Era levantarse, cambiar de ciudad y tocar de nuevo", explica Lieutier. Fueron, según calcula, alrededor de 15 giras en el país germano.
—El público alemán no tiene la fuerza que tiene acá en Sudamérica —dice "Mandril", como lo apodan en la banda—. Nunca vi el pogo que se arma acá, en el Río de la Plata o mismo en Chile. Pero tampoco es un público aburrido…, ¿viste que uno tiene la imagen del alemán medio frío?, pero la verdad es muy divertido: a las siete de la tarde está en el bar con su cerveza y a la segunda canción, si le gustó la banda, está bailando. No tiene la pasión de acá, pero sí se divierte a su manera.
Tras repasar un poco de su historia, de la escena del rock uruguayo y de su extraño vínculo con Alemania, Lieutier habla sobre el tema que convoca a La Vela Puerca durante estos días: el concierto que ofrecerá el próximo sábado en Chile, su quinta vez sobre escenarios locales tras su debut en 2010. Show que realizarán en el marco de la exportación del Cosquín Rock, un festival que conocen a la perfección: se han presentado en seis ocasiones.
—Está muy bueno que el Cosquín se haya expandido a otros países. Me gusta el intercambio, hay países que de repente son un poquito cerrados a su música en Latinoamérica —analiza—. Es un festival muy famoso, lo sentíamos nombrar, era conocido en Uruguay antes de que fuéramos. Y uno tiene la garantía de que habrá un buen cartel, un buen sonido. La gente va preparada para algo bueno, así que va con una fuerza especial.
—¿Cómo ha sido para ustedes la experiencia en festivales como éste?
—Es un momento especial, re divertido. Cuando uno va a hacer un show, su show, como banda, yo lo disfruto más que yendo pararme a un festival, porque viene mi público, tengo armado todo como quiero y en un festival es más difícil, tenés que salir a tocar delante de otra gente. Pero esa adrenalina está buena también.
—¿Guardas alguna anécdota para que nos cuenten un poquito cómo se vive el Cosquín Rock?
—Tengo una muy mala: una vez nos tocó tocar a las 2 de la mañana y estaba la gente muerta, después de todo el día, y no podíamos hacer mover a nadie..., es la primera que se me viene a la cabeza —cuenta entre risas—. Pero en realidad ha sido todo positivo: otra vez, terminamos tocando bajo una tormenta increíble y todo el mundo terminó emocionado.
Un pueblo con mucho huevo
El vínculo de La Vela Puerca con Chile va más allá de la música. Hace algún tiempo, en conversación con ADN, Sebastián Teysera contaba que trabajó algunos años en el país cuando aún se dedicaba a la hotelería: "Me acuerdo del Hotel Galerías, yendo a pasear a la Plaza Ñuñoa, a Bellavista, yendo a comer al Mercado Central". "Mandril", por su parte, conoció Chile por primera vez como mochilero. "Entré por el norte, a los 20 años, y conocí San Pedro de Atacama", cuenta.
Hizo amistades acá y después con chilenos que viajaron hasta Uruguay y le hablaron un poco de nuestra historia. "Creo que se la bancaron mucho con la dictadura militar, tengo entendido. El pueblo chileno metió muchos huevos en la resistencia y eso me despierta respeto", confiesa Lieutier.
—¿Y qué piensas del público chileno?
—Cuando fuimos a tocar me llamó la atención su fuerza. La gente cantaba de una manera..., llamando a la banda, que a mí me sorprendió. La euforia, el fervor que había.
—La Vela también viene a presentar su último disco, Destilar, ¿qué significó para ustedes este nuevo trabajo?
—Cada disco es volver a nacer, volver a empezar. Es como tener un hijo nuevo. Rejuvenece a la banda, la renueva. Tenés que preparar un nuevo show, lo refresca, los momentos previos te hace trabajar, esforzar tu cabeza, esforzarte con tus amigos para lograr algo bueno. No lo terminamos hasta que no estamos conformes, así que estamos felices de tener un hijo nuevo. Es toda una expectativa cuando salimos a tocar..., salimos hace poco y viene respondiendo muy bien la gente.
—¿Qué podemos esperar del show de este sábado?
—La lista no está armada, pero tocaremos bastantes del disco nuevo y después estamos poniendo canciones en el repertorio que estuvieran emparentadas o que hermanaran un poco con lo que es el hijo nuevo. Y salió un show bastante oscuro, rockero. No es melancólico, pero sí oscuro. No tan fiestero, pero está prendido fuego…, No es tan alegre —explica, riendo.
Del escenario a las canchas
Otro tema, casi obligatorio en Uruguay, es el fútbol. Tal como pasó con No Te Va Gustar y su "Cielo de un solo color", algunos de los himnos de La Vela Puerca se han asociado al deporte rey. Sin ir más lejos, "Clarobscuro", séptimo track de A Contraluz (2004), se escucha regularmente en la barra de Peñarol, uno de los grandes charrúas.
—Yo soy muy de Nacional, pero cuando Peñarol, su hinchada, canta nuestras canciones me llena de orgullo como banda. Que la gente se identifique con nuestras canciones y que las corre en su casa o en una cancha de fútbol me llena de orgullo. Es el poder de la melodía, de las letras, de las canciones mismas que enganchan. Hay algo en la melodía que hace que las gente las quiera y las lleve adonde sea.
La situación se repite también en la concentración de la selección uruguaya. "El Maestro" Óscar Tabárez, entrenador de "La Celeste", confesó ocupar algunos extractos de canciones de La Vela Puerca en sus charlas técnicas: "Tenemos algunos conocidos en la selección. El 'Cebolla' Rodríguez, que es amigo de Seba, le ha contado que han utilizado frases como la de "José sabía", que dice 'cuando todo parece jodido es cuando hay que poner'".
—¿Qué te pareció cuando les contaron?
—Es fantástico: muestra cómo la música atraviesa generaciones. El "Maestro" Tabárez es mucho más grande que nosotros y, sin embargo, está prestando atención y le está sirviendo una letra para algo que quería decir.
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