En la lógica de consumo musical del siglo XXI, La Banda del Pequeño Vicio figura como un grupo olvidado, un nombre de culto del que -salvo algunos videos de Youtube- casi no hay registros disponibles. Pese a ser uno de los proyectos más originales del auge del pop chileno de mediados de los 80, los dos discos que publicaron antes de su disolución, en 1991, sólo se editaron en cassette y no han llegado al streaming.
Pero la historia está a punto de cambiar para el conjunto que lideró el vocalista Héctor "Titín" Moraga, y por el que pasaron Luciano Rojas y el fallecido Andrés Bobe, de La Ley. Según anuncia el cantante, en diciembre reeditará El juicio final, su LP debut de 1987, que por primera vez estará disponible en vinilo y en servicios de streaming, a través de Hueso Records.
"Mi anhelo siempre fue que ese disco trascendiera en el tiempo", comenta Moraga, quien tras el quiebre de la banda se instaló en Inglaterra e inició una carrera en la electrónica y el trance. Fue él quien articuló el conjunto en 1986, a partir de una performance de su autoría llamada Opereta: pequeño vicio, que combinaba teatro, danza y música. Ese espíritu multidisciplinario fue parte esencial de la propuesta del grupo, ajena a cualquier etiqueta y en cuyas letras convivían referencias al Papa, Muammar Kadhafi, Yukio Mishima y Antonin Artaud. Según el sitio Musicapopular, "es justo ubicar al grupo cerca de otras propuestas parcialmente experimentales de esos años, como Electrodomésticos o Fulano".
"Salvo casos puntuales, las radios fueron reacias con nuestra música, que no se parecía a ese pop latino que estaba tan de moda y que siempre vi como una copia de los argentinos", declara Moraga, quien recibió de un amigo el dinero para costear los 500 cassettes que se editaron de El juicio final. Él mismo repartió las copias en tiendas, de las que se vendieron cerca de 400.
Tras el debut, el grupo completado por Juan Ramón Saavedra, Iván Delgado y Cristián Araya -y por el que también pasó el bajista Kuige Hayashida, músico de Charly García, y el ex Aparato Raro Igor Rodríguez- lanzó Frenético en vuelo (1991), para luego decir adiós y convertirse en una suerte de mito del rock nacional. "Ojalá este disco quede como testimonio para las nuevas generaciones y lo pasen en radios, para que se recuerde cómo sonaba gente como nosotros, que quedó un poco olvidada en el tiempo", dice Moraga.