Ana Tijoux y el rock: icónica
El tema es que la nueva "Icono de la Música Chilena" -para no seguir entrando en honduras genéricas-, se lo tiene muy merecido. Porque quizás fue ella la única que musicalizó los cambios de su época a partir de canciones de completa actualidad como Shock (2011) y Antipatriarca (2014), adelantada cuatro años a lo que hoy es una tendencia temática en el cancionero local.
Más que un error parece una provocación, un gesto "rockero", dirían los más nostálgicos. La Cumbre, ese evento que se apellidaba "del Rock Chileno" hasta su versión del año pasado, ha decidido premiar por primera vez a una mujer, a una que por respeto al nombre original de la distinción que está por recibir, será ungida en enero próximo como la nueva "Icono del Rock Chileno", premio que antes recibieron Jorge González (2012), Álvaro Henríquez (2017) y Los Jaivas (2018). La etiqueta del "rock chileno", que se sacó precisamente por la amplitud de estilos que vienen sonando y que se van a oír en esta sexta versión fijada en el Club Hípico, sirve esta vez de manera tangencial para definir a una voz que aunque está lejos de las coordenadas musicales del rock, sí representa por actitud y riesgo lo que alguna vez encarnó el viejo estilo de las guitarras eléctricas.
En estas páginas y el mismo día del anuncio, Ana Tijoux se dejó ver tal cual es. Contradictoria y asertiva, sensible y temperamental, asumiendo debilidades y articulando un discurso real, lejos de las convenciones y el lugar común que abunda en la boca de sus colegas. Una artista de verdad, se podría decir, con domésticas divagaciones sobre la dependencia a las redes sociales o, mejor aún, sobre cómo se ha vuelto urgente el tema de la paridad, precisamente en el caso de La Cumbre de 2019, que de 40 nombres prometidos (28 confirmados hasta el día de hoy), la mitad será de grupos y solistas femeninas, algo nunca visto en la historia de los espectáculos chilenos.
El tema es que la nueva "Icono de la Música Chilena" -para no seguir entrando en honduras genéricas-, se lo tiene muy merecido. Porque quizás fue ella la única que musicalizó los cambios de su época a partir de canciones de completa actualidad como "Shock" (2011) y "Antipatriarca" (2014), adelantada cuatro años a lo que hoy es una tendencia temática en el cancionero local. Y también por su postura frente a la industria y los medios que nunca ha sido servil ni utilitaria. Lo suyo ha sido más bien de lejanía e incredulidad, separando aguas entre lo que significa ser cantante y estrella, artista y celebridad. La verdad está en las canciones y Ana Tijoux, así como se lee, va a seguir buscando. En el hip hop, el bolero y o la electrónica, como anticipó para un nuevo álbum previsto para mayo de 2019. Porque dónde sea que saque su voz, Ana Tijoux ya se ha vuelto imprescindible e icónica. Algo que La Cumbre afortunadamente ha decidido premiar a tiempo.
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