Encarnación de una aparente paradoja, Anne Carson (Toronto, 1950) es una clasicista de avanzada o, si se quiere, una artista de vanguardia que abreva en los clásicos. No es únicamente una considerable estudiosa de la literatura griega y latina, sino también una poeta relevante, cuya obra en parte adapta y reconfigura modelos e historias de la Antigüedad. Lo hace, ciertamente, de una forma poco convencional, incluso en sus trabajos más académicos. Así, en su libro de ensayo Economy of the Unlost (La economía de los despojados, 1999) se encuentran el griego Simónides de Ceos, del siglo V a. de C., con el escritor del siglo XX Paul Celan. Y en la obra poética de Carson -que ha de entenderse en un sentido muy amplio- las conexiones pueden ser aún más inesperadas: en Hombres en sus horas libres (2000: Pre-textos, 2007) imagina un diálogo televisivo entre Virginia Woolf y Tucídides; Autobiografía de Rojo (1998; Pre-textos, 2016) y su "secuela" Red Doc (2013; LOM, 2018) son reelaboraciones de una leyenda griega, pero en la actualidad; Nox (2010; Vaso roto, 2018) es una especie de elegía por su hermano muerto en 2000, pero también es una traducción de un poema de Catulo.
Celebrada traductora de Eurípides, Safo y Sófocles, entre otros, Carson ha publicado también libros de ensayos, poemas y otros de difícil clasificación, ya que contienen no solo poesía sino también prosa, mezclando géneros y estilos, además de una diversidad de tendencias lexicográficas y enciclopédicas.
Las entregas de Carson han cambiado en su contenido, así como en sus formatos: folletos, libros, cajas. En su primer libro, el estudio Eros, el dulce-amargo (1986; Fiordo, 2015), su tesis principal es que lo erótico es una carencia, la búsqueda de un objeto de deseo, cuyo placer dura solo mientras permanece insatisfecho y doloroso; el amor es paradójico y une opuestos como en el eros "agridulce" de Safo (o "dulce-amargo").
A pesar de su erudición y complejidad, la obra de Carson suele también parecer muy personal. En La economía de los despojados recuerda que su formación y formadores se oponían fuertemente a la subjetividad y así lo ha intentado, sin embargo reconoce en el mismo ensayo: "Hay demasiado yo en mi escritura". En algunos de sus libros se vislumbra el deterioro mental del padre, la muerte de parientes cercanos, una ruptura conyugal. La suya es una amalgama de estudio e intimidad, de intelectualismo y confesión.
-¿Cómo organiza sus libros?
-Cada libro es una constelación de escritos que se mueven en torno de un pensamiento central. El movimiento se organiza intuitivamente. Quiero establecer un ritmo de pensamiento y un efecto visual en las páginas: esto afecta el ritmo con el que el pensamiento impacta la mente del lector. Nada de eso es aleatorio. La aleatoriedad puede ser valiosa en una etapa más temprana de la composición.
-¿Hay algo de su propia experiencia en los asuntos íntimos que toca en su obra?
-Al responder a esta pregunta un autor siempre mentirá. De manera que: no.
-En 25 siglos, de Safo a Proust, la situación erótica parece no haber dejado de ser una carencia...
-La situación erótica probablemente no ha cambiado desde los días en que la materia oscura comenzó a arrojarse en los agujeros negros como un anhelo.
-¿Cómo surge la mezcla de lo antiguo y lo moderno, del conocimiento académico y lo personal?
-Cuando doy vueltas por mi mente, no me topo con una frontera entre lo antiguo y lo moderno: Sófocles y mi madre están juntos, uno al lado de la otra. Si es un paisaje continuo en el pensamiento, ¿por qué no debería ser lo mismo en la escritura?