Muchas cosas han pasado desde el primer y último concierto de Robbie Williams en Chile, hace doce años. El británico, por ese entonces la mayor estrella masculina del pop en el planeta, llenó sin problemas el Estadio Nacional con un espectáculo lleno de éxitos, los últimos de una carrera solista que desde entonces ha transitado por los tropiezos discográficos, un breve retorno a Take That y una seguidilla de audaces confesiones que han alimentado por años a la prensa sensacionalista de su país; desde sus batallas contra el alcohol, las drogas, el sobrepeso y diversos desajustes mentales -entre ellos un síndrome conocido como andropausia- hasta sus encuentros con ovnis.
"No tengo otra opción porque comparto demasiado. Y eso es por mi comportamiento compulsivo. Me gusta saber que ahora lo anormal se ha vuelto normal, me hace sentir menos bicho raro", cuenta a Culto el cantante, pionero a la hora de exponer sus miserias frente al público y fiel cultor del arte de la autoparodia. Todo lo anterior es parte integral de su último disco, The heavy entertainment tour (2016), así como del show que trae el 5 de noviembre al Movistar Arena, que comienza con un burlesco video introductorio donde enumera sus traspiés.
"Es algo cultural, muy británico. Me río para sentirme mejor ante ciertas cosas, pero sobre todo para que nadie se ría de mí antes", explica al teléfono, mientras de fondo se escucha una voz infantil, probablemente de alguno de los tres hijos que tiene con la actriz estadounidense Ayda Field, su compañera de jurado en el programa The X-Factor. "Hoy soy un padre trabajador y salgo todos los días para tratar de proveer a mis hijos de la mejor vida que puedan tener", declara Williams a sus 44 años.
-"Todos los mejores se están muriendo rápidamente pero yo sigo aquí así que disfrútenme mientras puedan", dice en su último álbum. ¿Qué pueden esperar sus fanáticos chilenos de este reencuentro?
-Grandes canciones, grandes interpretaciones, carisma, entretenimiento, humor.
-¿Qué sensación le ha dejado la gira hasta ahora?
-Bueno, el año pasado yo no estaba para nada bien, así que fue una lucha. Me dolía mucho la espalda [sufrió el desplazamiento de un disco lumbar] y me sentía muy enfermo. Pero este año ha sido diferente, mi salud está bien y en general todo por mi lado está mejor. Esta será la última parte de The heavy entertainment Tour y será agradable poder terminarlo en mejores circunstancias que en las que comenzó.
-Tanto el disco como su nueva gira contienen muchas alusiones al boxeo. ¿Se siente una suerte de gladiador de la industria musical?
-Sí, me considero un guerrero, porque muchas veces no me siento demasiado bien para hacer mi trabajo, pero aún así lo hago y a la gente le gusta. Al menos a aquellos que van a ver mi espectáculo les debe gustar porque siguen comprando entradas. He tenido que superar muchos miedos para hacer mi trabajo lo mejor posible y por eso me siento un gladiador.
-¿Hay alguna motivación en especial para seguir con las giras y los discos?
-Una vez me tomé unas vacaciones de tres años y me aburrí tanto que sentí que mi cerebro se empezaba a transformar en queso suizo. Ahí fue cuando volví a confirmar algo que ya sabía: todos necesitamos un propósito y ahora mi propósito es el show business. Cuando llegaron los hijos, lo que hago para vivir se transformó en mi trabajo. Y ahora me gusta mi trabajo, mucho más que antes, sabiendo que es eso, un trabajo. Pero soy ambicioso, uno sigue adelante hasta que se cae.
-En su último disco hay una mirada irónica sobre la industria de la música. ¿Que visión tiene hoy de ella?
-Hay algo que tengo claro: lo estoy disfrutando mucho más que antes y creo que hay más oportunidades para gente como yo para hacer cosas distintas, para ser y hacer lo que quieras, mucho más que en los años 90. En ese sentido veo algo muy positivo en la industria del entretenimiento. Creo que la música de hoy es aburrida pero nunca ha habido un mejor momento para vivir tus fantasías, para ser ambicioso y probar cosas distintas.
-Su primera visita a Chile fue en 2004 a un programa de televisión. ¿Recuerda algo de eso?
-Sí, claro, aunque no totalmente. Recuerdo perfectamente el estudio pero no lo que sucedió allí.
-El animador le dijo algo al oído que no entendió y terminó abandonando el estudio.
-Sí, sí, ahora lo recuerdo. El tipo no podía hablar inglés y yo no podía hablar español. Bueno, cuando haces una entrevista eso es un problema.
-¿Fue incómodo?
-Me gustan los momentos extraños como ese, pero tengo un recuerdo distante. Por lo mismo, no creo que esté en mi top 10 de momentos bizarros, por decirlo de alguna forma.
-¿Cuáles son sus planes una vez terminada esta gira?
-Quiero hacer televisión, tengo muchas ideas de nuevos programas en mi cabeza.
-¿Programas de talento como The X Factor?
-Puede ser. Tengo al menos cinco ideas que me gustaría hacer, estaré ocupado en eso. Creo que puedo convertirme en una estrella de televisión por algunos años.
-¿Se siente cómodo en pantalla?
-No me siento cómodo en ninguna parte.