Todo lo que sucede detrás de escena: el vértigo entre bastidores, los actores y bailarines a medio vestir y corriendo de un lado a otro y, mientras comienza a colarse la melodía de El lago de los cisnes de Tchaikovsky de fondo, las luces terminan apuntando las cabezas de tres tramoyas que no aflojan en sus labores. Ese oficio silencioso y esas vidas que el espectador ignora, los recoge la compañía alemana Familie Flöz en Teatro Delusio, su obra estrenada en 2004 en el Arena de Berlín y que desde el próximo viernes 26 dará tres funciones en CorpArtes. Luego, el sábado 3 y domingo 4 de noviembre, llegará al Teatro del Lago de Frutillar.

La idea los asaltó en un teatro cerrado, mientras giraban por Italia. "¡Los técnicos prepararon una especie de celebración de aniversario para los bomberos locales!", recuerda desde la capital alemana el director Hajo Schüler (1971) y uno de los fundadores de la compañía, que tras agruparse en 1994 ha presentado sus trabajos sazonados de humor, máscaras, improvisación y comedia física en 34 países. "Nos sentamos en la oscuridad y vimos cómo el personal decoraba el paisaje, el sonido, las luces. Incluso alguien había traído flores. Era tan hermoso ver lo que no se veía en un teatro, que reunimos todas nuestras experiencias sobre la vida detrás del escenario y diseñamos esta obra", cuenta.

Escrita y puesta en escena conjuntamente por Paco González, Björn Leese y Michael Vogel, además de Schüler, sorprende que solo tres actores salgan al escenario en Teatro Delusio para sacar de sí, y gracias al uso de 21 máscaras distintas, un largo etcétera de personajes: el director de orquesta, el violín solista y el resto de los músicos; también el empresario libidinoso, el coreógrafo tiránico, la diva y el cuerpo de baile, además del grupo de tramoyas. La mayor abofeteada del montaje, sin embargo, es que no hay ni un solo diálogo.

"La razón para no trabajar con texto para nosotros es la máscara y la forma en que las usamos. Es una decisión", explica Schüler. "Cuando haces teatro sin palabras, es muy banal: puedes ir a cualquier parte con él y serás entendido. Es importante en nuestro tiempo y en un mundo que se ha vuelto tan pequeño. Todo está globalizado, pero los idiomas nos separan. Un teatro sin palabras no necesita la muleta de la traducción, y quizás solo la música pueda hacer eso", agrega.

"Estamos orgullosos de finalizar nuestra programación de artes escénicas 2018 con una obra dirigida a grandes y chicos", dice Francisca Florenzano, directora ejecutiva de CorpArtes, "y Teatro Delusio desafía la imaginación de todos los espectadores".

Actores secundarios

En cualquier otra historia serían personajes incidentales, o incluso menos, pero en Teatro Delusio los tramoyistas pasan a primera línea, al frente de un escenario poblado de cables sueltos y bastidores. Bob es joven y hábil, fuerte e imprevisible; Bernd es un tipo enfermizo, de un cansancio crónico y acostumbrado solo a seguir órdenes, e Iván, un fanfarrón de apetito insaciable y que no quiere perder el control sobre el teatro. Opacados por el ego de los artistas, los tres hombres se entregan a la persecución de su propia felicidad mientras se lleva a escena una versión de El lago de los cisnes.

"La palabra 'ilusión' deriva del latín 'ludere', que significa jugar", dice Schüler. "Creamos ilusiones cuando jugamos, y esto es lo que sucede en el teatro. Aquí elegimos tres personajes principales que trabajan en el backstage de un teatro. Están en contacto con las estrellas de la escena, pero permanecen ocultos en la oscuridad. Lo que hacemos es ponerlos en el lugar que merecen: sus sueños, esperanzas y temores se hacen visibles, y como en toda comedia, fallan...", agrega.

"Sin palabras y, sin embargo, tanta fuerza expresiva, emotiva y llena de alegría", escribió el periódico inglés The Guardian. El español El Mundo, en tanto, describió la obra como "una de gran fuerza poética y que queda en el recuerdo del espectador".

Los griegos solían representar la tragedia enmascarados, pero esa tradición se perdió. Salvo en obras de comedia del arte o alguna de Arianne Mnouchkine y el Théâtre du Soleil, ahora el teatro se hace a rostro descubierto. "Familie Flöz es una aguja en un pajar", dijo al respecto El País. A solo días de su debut en Chile, Hajo Schüler comenta que la máscara "puede ser algo maravilloso y muy conectado, precisamente porque parecen tan directas y quizás arcaicas, sin grandes medios técnicos, no virtuales ni digitalmente pirateadas, sino físicas y vitales. Es tan anacrónica, y sin embargo parece que hay una necesidad de ello, de lo contrario nuestro trabajo no existiría en absoluto", concluye.