8000 niñas y adolescentes cantan el reggaetón que emiten los parlantes y lanzan reiterados viva Chile en el Movistar Arena. Agitan globos y a las 21 horas exactas de la noche del jueves gritan el nombre de Camila Cabello, la ex integrante de Fifth Harmony que se retiró justo antes de la fecha de vencimiento del fabricado grupo pop femenino creado en la trastienda de The X Factor. Transcurre apenas un minuto y en la pantalla gigante aparecen en primerísimo primer plano los ojos de la artista estadounidense de origen cubano-mexicano mientras corre una cuenta regresiva. Se escucha su voz filtrada con un eco en una perorata sobre el amor y el miedo, conceptos que repetirá durante la siguiente hora y media. Comienza "Never be the same", una canción que resume una parte de los argumentos musicales de la artista: pop rock épico de gran corte y confección. Camila va vestida como una especie de heroína gótica con ribetes de animé. Es bella, coqueta y entabla comunicación inmediata con el público en un grado de intensidad que no cederá durante el resto del show. La asistencia de Camila Cabello cantará todas, pero todas las 16 canciones de este concierto.
Pausa, video. Nuevamente sus reflexiones en medio de imágenes sugerentes teñidas de rojo. Se escucha una guitarra española, aparecen bailarines. Arranca "She loves control" y todo el Movistar machaca puño en alto el coro. Antes de los diez minutos de canciones Camila da rienda suelta al viejo truco de qué lado canta más fuerte, absolutamente innecesario porque la audiencia ya está en el bolsillo. Sigue la picarona "Inside out", un pastiche latino que es el mensaje permanente de la cantante pop, aunque su concepto de la raza morena está convenientemente modernizado, muy lejos del cliché tipo Carmen Miranda con frutas como sombrero que por más de medio siglo nos caricaturizó ante los ojos de las audiencias del Primer Mundo. La canción sirve para una pieza coreográfica con harta cadera y contoneo.
El concierto baja de revoluciones en un bloque romántico donde Camila canta "Can't help falling in love with you" de Elvis Presley, precedida de más saludos de la artista y declaraciones de amor incondicional con algunos criollismos incluyendo "Chile, ustedes son la raja". En "Consequences", también romántica, la cantante toca un pequeño teclado y luego pide perdón por recurrir al spanglish para comunicarse. Las chicas suspiran pero luego le pasan factura. Cada vez que Camila explica algo que siempre tiene que ver con el amor y vencer los miedos intercalando un "you know", la audiencia completa suelta carcajadas.
Siguen las canciones lacrimógenas. En "Somethings gotta give" las chicas levantan cartelitos que dicen "you're our reason to stay". En "Scar tissue", una poderosa balada que recuerda la influencia de Sia en su carrera (la estrella figura como compositora en el álbum debut de este año que sólo lleva su nombre de pila), Camila insiste en el tema de dolor -"lo tienes que sentir, you know"-, y el mensaje parece algo fuera de lugar porque definitivamente aquí todo el mundo está gozando.
En el último bloque, a partir de "In the dark", la cantante de nuevo hace gala de su conexión y dominio de la asistencia cuando pide que se apaguen todas las luces del Arena para dejar encendidos sólo los celulares. Fue el momento de la noche con las pantallas diminutas como luciérnagas y Camila Cabello cantando a capella para dejar en claro que su imagen afortunada se acompaña de una gran voz sin necesidad de muchos adornos. Luego, en "Real friends", subió gente al escenario, una muestra de sus seguidores: niñitas, adolescentes y un chico gay vestido de ángel.
Con "Crown" insistió en su convincente faceta pop rock y en "Into it" dejó entrever el impacto que ha causado Lorde en las nuevas generaciones. El bis resultó algo forzado para subrayar su origen latino con "Sangria wine" y el remate con su mayor éxito, "Havana", que no es precisamente la mejor canción de su breve repertorio. Puede ser un plus por ahora, una especie de exotismo, pero más que latina o estadounidense, Camila Cabello es una promesa de estrella permanente.