Frank Underwood está tan muerto como la carrera de Kevin Spacey. Esa es una interrogante que Netflix ya respondió anticipadamente sobre la sexta y última temporada de House of cards, que se estrena el 2 de noviembre. Era quizás una de las mayores preguntas en torno al nuevo ciclo: ¿Cómo la serie justificaría la desaparición de su personaje principal?

Un poco de memoria: hace casi un año, el actor Anthony Rapp denunció un episodio de acoso sexual que habría vivido a manos de Spacey a mediados de los 80, cuando este tenía 26 y Rapp sólo 14. Rápidamente se sumaron más de una docena de nuevas denuncias, y el doble ganador del Oscar se transformaba en la segunda figura pública en caer, tras Harvey Weinstein, en la era #MeToo. Netflix optó por despedirlo de House of cards, sacudiendo lo que sería el último ciclo de su primer gran éxito, la punta de lanza con la que conquistaron la pantalla chica.

La temporada ya se estaba filmando, y tuvo que ser descartada completamente para ser reescrita sin el icónico Frank Underwood a la cabeza. Así, el drama político terminará enfocándose en Claire Underwood (Robin Wright), su mujer y quien le quitó el poder y la presidencia de Estados Unidos al final del ciclo pasado.

House of cards tendrá mucho que cerrar en tan solo ocho episodios (en vez de los tradicionales 13). A continuación, algunas de las claves que marcarán el cierre de una serie golpeada. Si bien los siguientes párrafos sólo discutirán aspectos generales de la trama, o que se revelan tempranamente en sus nuevos episodios, se recomienda no seguir leyendo si se es sensible a los spoilers.

La primera mujer

"Mi turno", decía fríamente mirando a la cámara Claire Underwood al final de la temporada cinco. Acababa de asumir la presidencia de Estados Unidos, tras la renuncia de su marido, y lo traicionaba al negarle el perdón presidencial que le había prometido por sus crímenes. Al inicio de la sexta temporada, se profundiza en el hecho que Claire es también la primera mujer presidenta de Estados Unidos. Y, en una sociedad marcada por problemas de sexismo, y que en el mundo real prefirió elegir en ese cargo a un empresario estrella de televisión que a una mujer con años de experiencia, eso no es cualquier cosa. En una de las primeras escenas, Mark Usher (Campbell Scott), quien asumió como su vicepresidente, le informa de la cantidad de insultos en redes sociales que ha recibido ese día, además del conteo de amenazas de muerte en sus primeros 100 días de mandato: más que cualquier otro mandatario en la historia del país.

La presidenta recibe la información con la misma frialdad con la que ayudó a su marido a cometer incontables delitos, manipulando por años Washington. No hay que esperar que Claire Underwood sea una presidenta feminista: sólo utilizará eso a su favor cuando lo necesite para implementar su agenda, pero fuera del ojo público, será tan implacable, sociópata y peligrosa que su marido. Quizás más.

Rodeada de enemigos

Si bien Claire Underwood está lejos de ser una heroína, la temporada no tardará mucho en introducir a sus antagonistas: los hermanos Annette y Bill Shepherd (Diane Lane y Greg Kinnear), dueños de un conglomerado industrial con mucho poder en Washington. Ambos poseen una historia con la familia Underwood, y pretenden que la nueva presidenta siga protegiendo sus intereses, y los desacuerdos hacen que se presenten como poderosas amenazas a su poder, e incluso a su vida. Tampoco hay que olvidar el factor Doug Stamper (Michael Kelly): luego de asumir -falsamente- el asesinato de la periodista Zoe Barnes (Kate Mara), el brazo derecho de Frank se encuentra en una institución psiquiátrica. Pero también es uno de los pocos que podría hundir a la presidenta con la información que maneja.

¿Cómo murió?

El funeral de Frank Underwood ya fue hace un tiempo, cuando comienza la temporada. Y por la forma que se habla de la muerte del expresidente, pareciera que fue, públicamente al menos, por causas naturales. No hay ni polémica ni investigación. Pero esto es House of cards, donde el encubrir muertes es pan de cada día. Y los nuevos capítulos juegan con esa idea. ¿Lo mató su mujer, la actual presidenta? ¿Fue un golpe orquestado por otro enemigo al verlo vulnerable? O quizás simplemente se enfermó. Por supuesto, la respuesta no será inmediata.