El retrato de Edmond Belamy y el arte en la era de la inteligencia artificial
La casa de subastas británica Christie's rematará hoy, y por primera vez en su historia, una obra creada por un algoritmo diseñado por el colectivo francés Obvious. El valor oscilaría entre $ 5 y $ 7 millones, y la inédita puja ya genera opiniones divididas en la escena local: algunos prevén el fin de una etapa en el arte, otros lo desestiman.
Fue recibido entre sonrisas y ceños fruncidos. Colgado en el Rockefeller Center de Nueva York, frente a un grabado de Warhol y junto a una obra en bronce de Lichtenstein, El retrato de Edmond Belamy luce anticuado y algo desprolijo: de abrigo negro y camisa blanca, su protagonista aparece rodeado de un aura oscura y hacia la parte superior del encuadre, como si intentara huir del mismo. Pero lo cierto es que el tal Edmond Belamy nunca existió. Tampoco el artista que lo retrató y cuya firma reproduce una fórmula algebraica indescifrable.
"¿Se convertirá la inteligencia artificial en el próximo medio del arte?", desliza en su página web la casa de subastas británica Christie's, que hoy dará un giro inédito en su historia al poner por primera vez a la venta la misma obra de tinta sobre lienzo, y que fue creada por un algoritmo. El martillo caerá esta misma tarde, y se estima que el valor de la pieza, ideada por el colectivo francés Obvious, ronde entre los $5 y $7 millones.
Agrupado en 2017 en París, lo integran el ingeniero informático Hugo Caselles-Dupré y sus amigos Pierre Fautrel y Gauthier Vernier, quienes se propusieron explorar la relación entre arte e inteligencia artificial. Tardaron meses en crear GAN (Generative Adversarial Network): un algoritmo capaz de producir retratos a partir de imágenes preexistentes, como si un robot se pasara la vida a lo Da Vinci y Rembrandt, los grandes retratistas de la historia.
El algoritmo se compone de un generador y un discriminador, ha dicho Caselles-Dupré: "Alimentamos el sistema con un conjunto de 15 mil retratos pintados entre el siglo XIV y el XX. El generador crea una nueva imagen basada en el conjunto, y el discriminador intenta detectar la diferencia entre una imagen hecha por humanos y una del generador. El objetivo es engañar al discriminador para que piense que las nuevas imágenes son retratos de la vida real".
Probaron con desnudos y paisajes, y finalmente se quedaron con el retrato: "Descubrimos que son la mejor forma de ilustrar nuestro punto, que es que los algoritmos son capaces de emular la creatividad". Otras obras de la misma serie de Edmond Belamy fueron vendidas hasta en 10 mil euros ($ 7 millones).
Desde Christie's dicen estar "en sintonía con los cambios en el mercado del arte y cómo la tecnología puede afectar la creación y el consumo", señala a Culto Richard Lloyd, director del Departamento de grabados en Nueva York. "La inteligencia artificial ya ha sido incorporada como una herramienta por artistas contemporáneos, y en lugar de ofrecer una opinión firme, quisimos abrir un diálogo con esta obra de arte realizada por un algoritmo", añade.
"¿Pero es arte?", cuestionó el historiador de la U. de Columbia Frédérique Baumgartner, y puso sobre la mesa sus dudas sobre la "intención y autoría" en estas obras. Ante esto, opina la martillera y representante de Christie's en Chile, Perú y Ecuador, Denise Ratinoff: "Podríamos considerar la fotografía como una analogía: automatizó el proceso de reproducción y su advenimiento en el siglo XIX tuvo gran impacto en profesiones como el copista, pero adoptó las normas del arte clásico. Así, se abrió camino en el mercado del arte, y si la inteligencia artificial logra lo mismo, sus artistas se volverán muy comunes próximamente".
Máquinas que pintan
Para muchos seguía en el terreno de la ciencia ficción. Pero cuando se prevé que la inteligencia artificial podría reemplazar en casi un 30% la fuerza laboral humana, los artistas comenzaron a hacerse eco. En 2002, el danés Olafur Eliasson (1967) llevó su obra Look into the box al Museo de Arte de París. Creada junto al científico Luc Steels, los visitantes miraban a través de una lupa en una pequeña caja y eran fotografiados, mientras su imagen ampliada generaba un lenguaje audible y distinto.
"El arte se va a entrometer siempre en los lugares de los desafíos, y este es uno muy grande", dice el director del MAC, Francisco Brugnoli. "Arte y ciencia llevan tiempo de la mano, pero este ejercicio es muy particular porque es inmaterial: trabajan con una pintura que nunca han tocado. Ahí hay un juego muy extraño y que es un campo abierto para el arte", agrega el académico de la U. de Chile.
"¿Qué vende el colectivo francés? -cuestiona el crítico y curador Justo Pastor Mellado-, ¿el dispositivo o el cuadro? Es una impresión y está firmada, y el artista es la firma, el grupo. Siempre una tecnología nueva abre perspectivas, aunque el mejor caso de inteligencia artificial fue el de Banksy", dice sobre la autodestrucción de su obra Niña con globo durante una reciente subasta de Sotheby's.
"Todo lo que sea renovar procesos de producción al margen de la autoría directa con nombre y apellido resulta motivador", señala el ex director del Museo de Bellas Artes, Milan Ivelic. Y agrega: "Así como Duchamp no fue el ejecutor de sus ready-made e invitó al espectador a buscar un nuevo pensamiento para La Fuente, trastrocando el sistema de producción, cabe interrogarse sobre la inteligencia artificial como productora de un imaginario nuevo".
Para el pintor chileno Guillermo Lorca (1984), la inteligencia artificial en Edmond "es marketing nada más. La veo como una herramienta, no es tan radical como parece".
El artista y académico de la UC, Pablo Chiuminatto, concluye: "Estamos nuevamente ante esa curiosa convergencia entre nacimiento y muerte. Nace una técnica y, simultáneamente, mueren otras formas de hacer arte. Cuando se inventó la fotografía, muchos vaticinaron la muerte de la pintura de retrato, pero dicho género murió por otras razones. Lo mismo ocurrirá con el arte y los softwares: están alimentados por variables demasiado humanas como la historia del arte para volverse realmente arte creado por máquinas. Nada más humano que esa vieja forma de relato".
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