¿Por qué La maldición de Hill House es un éxito?

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En la serie suele haber algo observando al fondo.

La serie de terror de Netflix se ha transformado en la historia del momento. Desde la libertad con que adapta un famoso libro hasta su ambientación explican sus fortalezas.


Es imposible no haber escuchado nada de La maldición de Hill House en las últimas semanas. La serie de terror de Netflix, que sigue por dos décadas a una familia atormentada por su paso por una casa embrujada y la tragedia en la que terminó, ha generado un poderoso boca en boca. Aquí, algunas claves de su éxito.

Su propio camino

La maldición de Hill House está basada en la novela homónima de Shirley Jackson de 1959, uno de los trabajos más importantes en la literatura de terror del Siglo XX. El libro ya había tenido dos adaptaciones cinematográficas, ambas bajo el nombre La maldición: una en 1963, considerada un clásico, y otra en 1999, protagonizada por Liam Neeson, una de las peores películas de la historia. En vez de entrar a competir con ese dispar registro, el realizador Mike Flanagan, decidió tomar el libro de Jackson sólo como una guía espiritual, más que hacer una adaptación propiamente tal. La serie respeta el espíritu de la novela, más interesada en lo psicológico que en los grandes sustos, pero su historia es casi completamente distinta. La serie de Netflix opta por contar una historia original, que tanto homenajea el trabajo de Jackson como se separa de éste.

La angustia de lo cotidiano

Si hay algo que entiende bien Hill House es que el mayor terror es el que puedes reconocer. Hay fantasmas y sustos repentinos, pero esos son los menos. La historia de la familia Crain es angustiante por lo real que se siente. Un grupo de hermanos que vivió una infancia traumática, y que en vez de enfrentarla optaron por reprimir sus recuerdos, y dejar que el luto y el dolor envenenaran sus existencias, alejándolos unos a los otros y condenándolos a la soledad, en algunos casos psicológica, en otros literal. Mientras, los patriarcas del clan Crain, abrumados por la necesidad natural de proteger a sus hijos frente al mundo, tomaron pésimas decisiones y sellaron el destino de su familia. Las mejores historias de terror son tristes, y Hill House es por todos lados una tragedia.

Una proeza de ambientación

El hacer una serie de terror es más complejo que una película. Una cinta tiene que mantener la angustia por 90 o 120 minutos. Hill House tiene el desafío de hacerlo por más de diez horas. Que lo logre, es mérito del director Mike Flanagan. Desde el gótico ambiente de la mansión embrujada hasta la luz tenue en las escenas de los personajes adultos, el factor visual siempre refuerza que los personajes están viviendo una pesadilla. Eso, sumado a los fantasmas que a veces se esconden casualmente en el fondo (ver foto principal), hay algo de Hill House que siempre da la sensación que las cosas van a salir terriblemente mal. Incluso en los capítulos tranquilos.

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