Tsai Ming-liang (1957) se toma la vida, la cámara y las imágenes con calma. Entre 1992 y 2013 dirigió 10 largometrajes, ganó el León de Oro del Festival de Venecia con su película Viva el amor (1994) y se consagró como uno de los realizadores más prestigiosos e innovadores de Asia. Fue quizás suficiente. Hoy dice que está buscando nuevas formas de contar las historias y que no le importa si su película se ve en una sala de cine o en un museo. Para él lo importante es la concentración del espectador, el tiempo que invierta en ver sus imágenes, la atención que ponga a sus personajes.
Por eso se toma su tiempo. Quizás por eso decide empezar su última película, el documental Your face (2018), con una toma fija de cinco minutos al rostro de una mujer que no dice una sola palabra. En realidad no hace falta: es tal la cantidad de detalles que capta la cámara de alta de definición de Tsai que no es necesario el verbo. Lo que vendrá son 12 testimonios de taiwaneses que dialogan con la cámara a su manera: muchos no hablan, algunos se quedan dormidos, otros creen que se les toma el pelo. Cerca de los 25 minutos, una mujer de humor expansivo cuenta su vida, sus matrimonios, su amor por el dinero , su época de vacas flacas. En algún momento también aparecerá Lee Kang-sheng, el actor de todas las película de Tsai Ming-liang.
Estrenada en el último Festival de Venecia, Your face es una de las películas estelares del 22 Festival de Documental de Santiago (Fidocs), que se extiende desde el jueves 8 al miércoles 14 de noviembre (más información de sedes y precios en Fidocs.cl/fidocs2). Es también el último paso de explorador de Tsai tras The deserted (2017), un filme en realidad virtual acerca de dos hombres que viven cerca de las ruinas de un templo.
Desde Taiwán, Tsai Ming-liang habló con Culto.
¿Por qué decidió hacer Your face?
Cuando rodaba The deserted me sentí confundido con este nuevo medio y en un primer momento no sabía cómo utilizarlo. Por ejemplo, ya no había primeros planos faciales (no existen en la realidad virtual). Súbitamente sentí interés en hacer close-ups, en acercar mucho la cámara a los actores. En ese momento comprendí que quería hacer un filme con primeros planos. Para mí los primeros planos son rostros y también son el paisaje más hermoso en el cine.
¿Cómo fue la experiencia de rodar The deserted?
Nunca me ha interesado demasiado la alta tecnología, pero poco después de que Ang Lee hiciera su filme en 3D La vida de Pi (2012), me habló de aquello y lo escuché con atención. Por esa misma época el director técnico de una compañía de VR (virtual reality) se me acercó para mostrarme algo: una pantalla de 360 grados. Tenía imágenes de delicada realidad y colores altamente reales. Me cautivó. Me sentí dentro de aquella realidad. La compañía productora me dio mucha libertad creativa.