Lucho Gatica y Beto Cuevas son propietarios de una victoria rotunda: ambos son de los pocos chilenos que triunfaron en el mercado mexicano, el más rudo y colosal de todo el continente. Ambos pueden decir sin exagerar que son reconocidos por familias, jóvenes, gente de a pie, periodistas, personeros de la industria. Quizás el último eslabón de esa línea es Mon Laferte.
Consultado por Culto, el excantante de La Ley es claro: "Con él coincidimos en nuestras respectivas experiencias. Ahí en el hecho de haber, valga la redundancia, hecho la maleta y habernos instalado en México, que es un país gigantesco y generoso cuando llegas con honestidad y ganas de triunfar".
Mientras el fallecido bolerista lo hizo en los 50, Cuevas lo logró muchos años más tarde, ya en los 90, a bordo y al frente de su proyecto más emblemático. "Él hizo su vida allá e hizo de México su segunda patria. Es así si quieres tener trascendencia internacional. Ejemplos hay varios: Lucho Gatica, Los Ángeles Negros, La Ley y Mon Laferte. Los Bunkers también, aunque en su fase separados decidieron retornar a Chile. Son elecciones, pero está claro que el éxito internacional tiene su precio".
También Cuevas trabajó con el sobrino de Lucho, el afamado productor Humberto Gatica. "Con Lucho tuve el honor de compartir una canción, de compartir su tremenda y legendaria voz, su legado, de compartir una mesa con él y el privilegio de escuchar anécdotas imperdibles de su vida. Quiero simplemente agradecerle el legado que dejó, puesto que yo conocía sus canciones desde niño", finaliza el solista en torno a su compatriota.