Andy McCluskey, cantante y fundador del grupo inglés Orchestral Manoeuvres in the Dark, asume que todo cambia: "Hoy una banda como la nuestra nunca obtendría un contrato discográfico", apuntó en enero en una entrevista con el diario español El País. Y es posible que aquello fuera cierto, en un mundo donde la industria ya no se arroja con apuestas novedosas, con proyectos que quiebren el libreto.
Pero en el mundo de fines de los 70, todo era posible. Nacidos en uno de los períodos más diversos y prolíficos del pop británico, el conjunto abreviado como OMD no sólo consiguió un contrato, sino que también establecerse como los pioneros en masificar una música electrónica cautivante, melódica, comercial y que podía rivalizar sin problemas con el género dominante hasta esos años, el rock, tal como sucedería desde la década de los 80 hasta hoy.
"Si en el synth pop Kraftwerk fue como Elvis Presley, entonces OMD fue como The Beatles", definió en 2007 el periódico escocés Scotsman, en una alegoría que en ningún caso asoma desmesurada. Si los alemanes tomaron sintetizadores y computadores para crear un nuevo lenguaje en la música popular, los ingleses, junto a otros coterráneos como The Human League, Depeche Mode o Gary Numan, lo difundieron para las grandes audiencias.
Por lo demás, otro punto los vincula con los germanos: con un paréntesis y varios capítulos irregulares en su discografía, OMD se ha mantenido vigente hasta el nuevo siglo. Lanzando discos, aventurándose en giras extensas e intentando alcanzar un público más joven, con escalas en festivales como Coachella o Primavera Sound, a lo que ahora suman un nuevo destino: la agrupación, que hoy encabeza McCluskey con el tecladista Paul Humphreys, se presentará por primera vez en Chile el sábado 2 de febrero en el Multiespacio La Cúpula del Parque O'Higgins.
Aunque vienen a subrayar que no todo es nostalgia y que también se la pueden con un nuevo álbum -The Punishment of luxury (2017), el que ha obtenido reseñas favorables- , su show es un giro en reversa. Sobre todo en un país como Chile: el grupo logró alta popularidad en fiestas y emisoras desde los 80 gracias a sus numerosos hits, como "Enola gay", "If you leave", "Secret", "Pandora's box" o "Sailing on the seven seas". De hecho, casi la mayoría de ellos, a estas alturas convertidos en clásicos, aún se pueden escuchar en la FM local o en eventos del género en la discoteca Blondie. Y además, un buen porcentaje es parte de su actual repertorio en vivo.
Puede que en la actualidad OMD jamás hubiera tenido un contrato. Pero sí al menos poseen uno de los estilos más reconocibles del pop ochentero.