Kevin Johansen: "Creo que Argentina tiene uno de esos tics autodestructivos"
Antes de su regreso a Chile, el solista ahonda en sus vínculos con la escena local y entrega su fórmula para un continente polarizado: "Festejar nuestras diferencias y no padecerlas".
Durante la conversación Kevin Johansen repite como un mantra la frase "mi Chile querido". Y lo del músico estadounidense-argentino no son palabras de buena crianza, el lazo es real y recíproco.
Desde su primera visita de 2004, en el Teatro Oriente, se ha transformado en un habitual de la cartelera local gracias a sus seguidores, que son los que más escuchan al artista en Spotify en todo el mundo. "Siento mucha cercanía con ustedes. Disfruto su carrete y cuando llego allá me voy a la Fuente Alemana a comer un sándwich gigante con una buena cerveza", cuenta entre risas el compositor.
Más allá de la anécdota, el músico nacido en Alaska también ha hecho buenas migas con artistas locales, como Aldo "Macha" Asenjo, a quien invitó a cantar a su último disco Mis Américas Vol. ½ (2016) en el tema "El jardín del desdén". Luego, dio el sí al combo nacional Golosa la Orquesta, con quienes interpretó "Chipi chipi", parte del último álbum de éstos últimos, Sobre la ciudad (2018). "Mi madre tenía una conciencia muy latinoamericanista, me generó ese espíritu de hermandad más allá de la estupidez de las rivalidades", explica. "Además, en mi casa se escuchaba Quilapayún, Los Jaivas, entre otros".
Y desde ya adelanta otra asociación con un artista local: Pablo Ilabaca, el exguitarrista de Chancho en Piedra, que lo invitó para la ópera rock que prepara, Las cuatro muelas del juicio. "Sé que es un proyecto que se está armando y le dije que participo encantado", apunta el músico, que ha hecho del mestizaje estilístico y el ánimo colaborativo el sello de cada uno de sus proyectos discográficos.
Por lo pronto, y para seguir estrechando el lazo con su parcialidad local, el autor prepara su regreso a los escenarios santiaguinos, con un recital junto a su banda The Nada este 7 de diciembre en el Club Chocolate (entradas en Puntoticket). Además, un día después cerrará la Feria fiiS en el Parque Araucano. Pero en su cita del barrio Bellavista, viene con un espectáculo llamado Fin de Fiesta, el mismo con el que hace una década celebra cada fin de año en Buenos Aires y que por primera vez presentará fuera de su país. Como invitado tendrá al cantante mexicano El David Aguilar.
"El show será con las tres patas que me gustan para un recital: llevar a una emoción, a la reflexión y al baile. Y en ese sentido, hacer canciones de 'profiesta', protestar con la fiesta, como me dijo el 'Macha' alguna vez, que se puede protestar así, que no todo tiene que ser triste y solemne", argumenta la voz de "Down with my baby", que no descarta invitar a sus colegas locales a escena.
Además, es probable que llegue a Chile con algún single ya estrenado del nuevo álbum que prepara, Algoritmos, que lanzará en 2019. "Está en un 98% terminado. Soy un perfeccionista tardío, voy relajado y luego digo 'pero esto y aquello'", cuenta. Y adelanta: "Será variado, con invitados. Musicalmente hay una búsqueda de atreverse y romper con los prejuicios, disfrutar algo retro y decir 'qué bueno hacer algo que suene muy de los 60, o más folclórico, más crudo, más rockero'. La búsqueda siempre tiene que ver con el aprendizaje. Soy un alumno eterno de la canción".
-¿Qué análisis hace del momento actual de Argentina?
Hay que tomarlo con pinzas. Yo digo que es mi madre patria, porque es la patria de mi madre. Pero creo que en un contexto más macro, no Macri (ríe), uno ve algo en todos los países que tiene que ver con la especie humana. Por eso he insistido en la idea de tratar de generar la empatía y la evolución favorable, y festejar nuestras diferencias y no padecerlas. Creo que hay que machacar mucho sobre eso, en intentar ser abierto, no castrar al otro. En Estados Unidos, en España, en Brasil y también en Chile y Argentina, ves que hay una especie de guerra civil solapada entre unos y otros; el 50% piensa una cosa, el otro piensa otra muy marcada. Está muy polarizado el mundo así que no veo lo de Argentina más grave que otros países, lo veo como algo cíclico. Creo que la Argentina tiene un tic, de esos tics autodestructivos, pero que los ha corregido. Soy un esperanzado de que no va a llegar a aguas peores de las que ha llegado en otras etapas como que se ha aprendió un poquito no te digo que mucho, todavía puede irse todo al carajo no (ríe). Siempre se puede ir todo al carajo en cualquier país, pero creo que algo se aprendió de la gran crisis de 2001. La gente está un poquito más en guardia respecto a eso.
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