En la casa solo se puede hablar en francés; para otros idiomas, hay que salir a los jardines. En ella no solo habitan los vivos: tal vez, y por sobre todo, la habitan los muertos. Fantasmas, espectros, seres entre este mundo y el otro, mujeres vampiro. Un lugar de pesadillas, terror y humor absurdo. Ese fue el espacio imaginario que Raúl Ruiz construyó en su filme La maison Nucingen, estrenado en el 2008.
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Con un elenco internacional encabezado por Jean-Marc Barr, el protagonista de Azul profundo, Ruiz (1941-2011) hizo una adaptación muy libre de la novela homónima de Balzac, y la trasladó al campo chileno. Y la locación escogida fue una gran casona en San Francisco de Mostazal: durante 12 días el director de El tiempo recobrado filmó en el interior y en los jardines de la casa de Raúl Schüler, el empresario agrícola que levantó un museo personal con obras y monumentos robados.
La película narra la historia del escritor estadounidense William Henry James III (Barr), quien ganó una propiedad en el campo chileno a través de una apuesta. La cinta es un gran racconto donde el escritor recrea su llegada a la casona junto a su novia y el particular elenco de personajes que la habitan: el hijo del antiguo dueño (Laurent Malet), un austríaco que se suicidó tras perderla, un joven pianista (Thomas Durand) y la sirvienta (Miriam Heard), además de una chica suicida reconvertida en vampiro.
En varias de las escenas, tanto en interiores como en exterior, aparecen obras de arte, en especial pinturas y esculturas. En entrevista con la revista Tell, Raúl Schüler se complacía del espacio que había levantado, con jardines, árboles y aves en peligro de extinción. La revista consigna su colección de arte y destaca también la filmación de La maison Nucingen, que se estrenó en el 2008 en el Festival de Pusan (Corea del Sur) y se exhibió por primera vez en Chile en 2015, en un ciclo de homenaje a Raúl Ruiz.
"La maison Nucingen es, aún más que otras cintas ruizianas, un conjunto de evocaciones, una reunión de imágenes y sensaciones venidas desde muy lejos, desde la infancia y desde el sur remoto", escribió el crítico Ascanio Cavallo.
La película desborda en imágenes oníricas y pesadillescas, en coherencia con el más puro estilo de Ruiz. Desde el inicio, la imponente silueta de la mansión de Schüler es parte del paisaje del filme rodado en San Francisco de Mostazal.
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El filme de Justiniano
Veinte años antes de que el realizador de Misterios de Lisboa (2010) arribara al fundo de las esculturas robadas, el cineasta Gonzalo Justiniano filmó parte de su película Sussi (1988), con Marcela Osorio y Bastián Bodenhöfer, en la misma locación.
"Llegué ahí gracias a un amigo en común. Nos prestaron la casa para filmar, pero apenas alcanzamos una noche", recuerda el director de Caluga o menta (1990). "Raúl Schüler se portó muy gentilmente hasta que se enteró de que Jaime Celedón actuaba en la película. No le pareció que hubiera alguien relacionado con políticos opositores al régimen y nos echó", agrega el director. Y luego detalla: "Por eso no pudimos ocupar los interiores de la casa. Sólo filmamos en los jardines de afuera. Era la última escena de Sussi, con Marcela Osorio. Mientras rodábamos nos gritaban que nos fuéramos".