Una rápida pasada por YouTube registraba hasta ayer en la tarde que la rutina de Felipe Avello en la Teletón sumaba más de 200 mil visualizaciones y similar cifra de comentarios en redes sociales, todo a pocas horas de haber bajado del escenario. Y todo como consecuencia de su paso por la cruzada, donde fue por lejos lo más destacado de la noche inaugural. Más incluso que clásicos como Bombo Fica o Melón y Melame, quizás como una muestra de la actual distribución del humor en el país: el stand up comedy más irreverente de Avello versus las rutinas más tradicionales (Fica aludió a algunas consignas feministas, mencionó el estereotipo de la mujer que se queda en casa mientras su marido se va a jugar al fútbol) de los otros.
En esa suerte de culto que se gana Avello cada vez que aparece en TV ya hay otro punto avanzado. Los organizadores del Festival de Viña lo invitaron para integrar su versión 2019. Según fuentes conocedoras de los acercamientos, el cómico estaría analizando junto a su equipo algunos detalles contractuales, que no sólo guardan relación con los montos económicos, sino que también con la jornada en que aparecería y con su estilo. Habitualmente, el ex SQP no trabaja con guiones muy definidos, lo que se contrapone a la planificación de Viña, que siempre pide revisar los libretos antes del salto a la Quinta Vergara.
Risas y absurdo
Cuando eran cerca de las tres y media de la madrugada, los animadores Diana Bolocco y Julián Elfenbein, encargados del bloque llamado Madrugatón, el segmento que reemplazó a la emblemática Vedetón, presentaron al cómico sin más rodeos: "con ustedes, ¡Felipe Avello!". De inmediato, los telefonistas de la jornada dejaron todo de lado y la atención sobre el escenario semejó un imán. Un par de bromas rápidas y absurdas, apenas unos minutos en escena, y ya le preguntaba al público qué le parecía su show: risas inmediatas en el teatro.
A los pocos minutos comenzó su despliegue, que en un principio se basó en un supuesto ensayo para el próximo Festival de Viña, asegurando él mismo que lo habían invitado (aunque después bromeó que el hecho era falso). Así, entró a escena con un sombrero a semejanza de un vaquero norteamericano, con coreografía incluida para el tema It's my life, de Bon Jovi. Luego, sacó a relucir su desplante habitual con historias sobre los portonazos que ha sufrido, o su victimización por su humilde origen social en Lota.
Y si en el último Festival de Olmué dejó un grito para la historia ("¡están matando un huevón!"), durante su debut en la Teletón instauró otro: "¡está colaborando un huevón!". Sobre el final lo acompañaron Iván Zamorano y Juan Pablo Queraltó, con el futbolista interpretando La incondicional, de Luis Miguel.