Tenía 9 millones de dólares como presupuesto, las ganas y un amor de larga data por el cine. Paul McCartney a finales de 1982 estaba decidido a volver a la pantalla grande.
Superada -en parte- la inmensa pena que significó la partida de John Lennon y tras lanzar su segundo disco en solitario con gran apoyo de la críticas y buenas ventas (Tug of War, 1982), el bajista decidió que tenía que canalizar de alguna forma el gran catálogo de éxitos que ya en ese entonces lo tenía encumbrado como leyenda.
Aunque en un principio iba a ser un film de corte documental al más puro estilo Let it be (1970), donde se viera reflejado el trabajo en estudio de Paul y su banda, la idea prontamente se descartó: McCartney quería volver a actuar.
Para la idea principal contrató los servicios del guionista Willy Russell (Educando a Rita) para que escribiera un argumento que terminó desechando y tras probar también con Tom Stoppard (Shakespeare in Love), finalmente decidió que sus ideas para la película eran muchos mejores. El ego de un Beatle pudo más.
El resultado fue una historia liviana. En Give My Regards To Broad Street, un músico -él mismo- sufre el robo de las cintas maestras de su nuevo disco, justo un día antes de que se mandara a fabricar. Tras enfrentarse al miedo de la piratería y las amenazas con toques de tiranía de su compañía de discos, la trama se centra en las peripecias para recuperar sus canciones, entremezcladas con sueños oníricos que lo llevan a otras épocas. Un tragedia terrible en la cabeza de McCartney.
Ya con el guión bajo el brazo, empezó a producir una cinta a la que convocó a Ringo Starr y su esposa, la estrella de cine Barbara Bach. Además, y tal como en todos sus proyectos tras la disolución de The Beatles, incluyó al "amor de su vida" Linda McCartney quien le da apoyo emocional en los peores momentos de la trama. El histórico productor George Martin también forma parte del elenco.
https://youtu.be/co9zoZLiwlw
Grabada en 20 semanas no consecutivas entre noviembre de 1982 y el primer semestre de 1984, se ocuparon las primeras siete en registrar el arco más dramático del film y otras trece en los números musicales que enlazarían la trama. El desbalance, entonces, se notaría más de la cuenta.
Bajo la dirección de no autoral de Peter Webb (después de esto, jamás regresó al cine), el estreno de Give My Regards To Broad Street generó la expectación que correspondía a uno de los músicos más exitosos del mundo.
Para preparar la cancha, Paul lanzó el soundtrack oficial que consiguió el éxito inmediato. Entre los 15 tracks estaban clásicos de The Beatles regrabados con un "nuevo sonido" a cargo de George Martin, éxitos de Wings y de su reciente catálogo solista, además de cuatro canciones inéditas.
El 23 de octubre de 1984, McCartney regresa oficialmente al cine bajo la distribución mundial de 20th Century Fox. Las críticas lo despedazaron llamándola "lo más parecido a una no-película" y la taquilla fue estrepitosa: sólo recaudó 1,4 millones de dólares y fue retirada antes de lo esperado de la cartelera.
https://open.spotify.com/album/2AtvtW3U8dv9C61S88M2w8?si=KJBopeH4RUaGA8LQH3iRtg
En paralelo, el disco corría una suerte diametralmente distinta. Llegó al número uno de las listas británicas y el single promocional "No More Lonely Nights" era una de las mejores baladas escritas por McCartney y contaba con la reconocible guitarra de David Gilmour.
La canción, que hasta el día de hoy jamás ha sido tocada en vivo pese a ser uno de los éxitos más macizos del cantante, consiguió nominaciones a los Globos de Oro y los premios BAFTA, aunque no consiguió ningún galardón.
Como curiosidad, en uno de sus últimos esfuerzos de promoción se lanzó un videojuego inspirado en la película. Hecho por Argus Press Software para Commodore 64 y ZX Spectrum, algunos especialistas lo recuerdan hoy como un juego "deprimente y confuso", que posee una trama parecida a la de la película: recuperar un single robado para que la carrera de McCartney deje de correr peligro.
https://youtu.be/3gk1tnvl8mo
Pasarían 33 años para que Paul McCartney, ahora convertido en figura legendaria, volviera a pisar un set como actor con un pequeño cameo como un tío de Jack Sparrow en la última película de Piratas del Caribe. Ahora sólo fue por diversión.