Cuatro de junio de 1976. Los Sex Pistols tocan en Manchester por primera vez. Hay sólo 42 personas en la audiencia, pero cada uno de ellos se está alimentando del poder, energía y magia.
Las palabras pertenecen a Tony Wilson, productor y periodista británico, uno de los culpables de la escena musical en Manchester. Más bien a la versión que Steve Coogan hizo de Tony Wilson en una de las escenas que abre el filme 24 Hour Party People (a Chile aterrizada bajo el nombre de Manchester) Y sí, entre el público se encontraba lo que sería lo más granado de la música manchesteriana: Ian Curtis, Peter Hook, Bernard Summer (futuros Joy División y luego New Order), Mark E. Smith (futuro The Fall), Mick Hucknall (futuro Simply Red), Morrissey (futuro The Smiths y mucho más futuro como solista) y Tony Wilson.
Claro, si no fuera por la invitación que los Buzzcocks le hicieron a los Sex Pistols, Manchester de seguro hubiese seguido siendo una ciudad industrial. Nada de Manchester. Ni pensar en Stone Roses, ni, menos aún, en Oasis. Buzzcocks hacían música concisa y a la vena cuando toda Inglaterra aún apuntaba a Pink Floyd. Y con aquella atinada invitación a Rotten y cía, desencadenaron un efecto dominó en lo musical.
"Nadie más estaba interesado en ver tocar a los Sex Pistols en Manchester. Simplemente dijimos hagámoslo. Y eso es el punk: gente que se organiza por su propia cuenta y hace que las cosas ocurran", dice Pete Shelley (líder, guitarra y voz de Buzzcocks) sentando en el salón Pueyrredón (suerte de CBGB para el punk argentino), con un acento denso y barrial.
¿Crees que 24 Hour Party People retrata bien aquella noche?
Creo que es una película cómica basada en hechos. Incluso algunos hechos fueron más graciosos de lo que se ven en la pantalla. Recuerdo que hay un comercial de la película que pasaban en la televisión con esa escena del concierto en Manchester. Y un día estaba viendo televisión con mi familia, cuando pasaron el comercial y vieron el personaje que me interpretaba. Mis hijos no podían creer que ese era yo.
Pero sí, es como un falso documental que quiere ser una comedia. Aunque mucho de lo cómico que sale realmente pasó. Y fue algo muy importante porque después de ese concierto mucha gente comenzó a hacer cosas y realmente se empezó la movida de Manchester.
Luego Buzzcocks lanzó el EP Spiral Scracht y creó el sello New Hormones. Para algunos eso crea la autogestión. ¿Querían ser independientes -al contrario de los Sex Pistols que habían firmado con EMI- como una opción?, ¿o fue por algo más práctico?
De las dos claro, aunque inclinado a lo práctico. Porque en ese entonces no pensamos que nadie nos iba a ayudar con nuestra música. Sabíamos lo que estábamos haciendo y eso estaba en contra de lo que estaba pasando en ese momento, que los temas eran totalmente diferente a lo que se escuchaba. Era completamente poco comercial. Y lo hicimos difícil a propósito.
Era práctico porque además nos dimos cuenta de que podíamos hacer un disco por nosotros mismos. Y que no teníamos que hacer ningún tipo de negociación ni sacarle ni ponerle nada al disco. Desde es modo es un acto político. Eso es el control por uno mismo. Para mí, el espíritu de la revolución.
¿Y cuáles fueron los costos de ser independientes?
Bueno, esa es la razón porque no somos éxito de ventas.
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La discografía esencial de Buzzcocks es la de los setenta: Another Music in a Different Kitchen, Love Bites, A Different Kind of Tension, son los tres primeros discos. A eso se le suma el compilado de sencillos Singles going steady hecho para el mercado estadounidense, pero que terminó siendo publicado en Inglaterra debido al éxito de la banda. Porque, ante todo, Buzzcocks era –y es– una banda de sencillos cortos, precisos, punk y a la vez melódicos.
Siendo uno de los precursores del movimiento, ¿te sientes punk a los 52 años?
Depende qué piensas por punk. El término fue usado por treinta años. No importa la música específicamente sino la actitud. Ser antisistema y no un consumidor pasivo, de eso es el punk. Y para eso hay que estar fuera del negocio. No es una relación fácil. Pero todavía hay gente que intenta hacer las cosas a su manera. Y tener una relación estrecha con su audiencia en ves de considerase estrella. Intento comunicarme con mi público. Para mí eso es lo importante. Y eso es el punk para mí.
¿Qué situaciones son similares hoy que en los 70 en lo musical?
Hay muchas, y malas igual que en esos años. Prendes la radio y listo: ahí está James Blunt.
¿Y en cuanto a lo social?
No sé, aún hay una desesperanza en algunas personas. Como que no tienen una manera de expresarse. Lo bueno acera del punk es que no era sólo acerca de la música, sino la gente haciendo sus propios clubes y contribuyendo a las cosas en vez de quejarse de que no hay nada qué hacer y que hay mala música.
A fines de los 80 y principios de los 90 muchas bandas punks volvieron, entre ellas Buzzcocks. ¿Cuáles fueron los aspectos positivos y negativos de regresar a tocar?
Bueno, fuimos una de las primeras bandas en volver. Nos encontramos con mucha negatividad, la gente decía que no deberían volver a juntarse, no va a ser igual de bueno que antes. Y es un error pensar que el punk sólo lo hacen los jóvenes.
La interacción con la gente es buena ahora, pero echo de menos el entusiasmo del público. En los noventas mucha gente llegaba a vernos, eran los que nos habían visto en los setenta que se iban volviendo viejos. Y luego al final del siglo y principios del nuevo, iban los hijos de los fans que tuvimos en los setenta.
El año pasado sacaron su quinto álbum de estudio Flat-Pack Philosophy y ahora se encuentran haciendo una gira de celebración de los 30 años, ¿Qué se viene ahora para Buzzcocks?
A fin de mes queremos grabar un nuevo álbum. Pero mi idea es que, además de trabajar en las canciones, tener mucho más material disponible, para que no todo se concentre en esperar un disco nuevo que sale, sino para seguir lanzando material. En los setenta teníamos simplemente los sencillos. Era muy buena idea, porque mantenías a la gente interesada en lo que estabas haciendo.
Hay muchos que piensa que cada tres meses hay que lanzar un álbum, ya sabes un año haciendo el disco, otro en la promoción y otro en empezar a escribir el que viene. Eso demora mucho.
De hecho su disco más famoso es una recopilación de sencillos, Singles going steady...
Sí, bueno. Apenas tenías algunas canciones, ibas al estudio a grabarlas. Es más fácil, como mandar una postal. Hay más feedback con la gente ya que me pueden decir qué es lo que piensan. Porque si tienes que esperar tres años para cada próximo álbum, un montón de cosas pasan en ese lapso.
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Imposible no pensar en The Strokes cuando se escucha un tema como "Everybody's happy Nowadays". Buzzcocks es una de las bandas más versionadas, alabadas o, de frentón, usurpadas en cuanto a riffs. Desde la versión de Pete Yorn de "Ever Fallen in Love", covers dudosos de Good Charlotte, o a lo hecho por la banda de Alex Kapranos, de Franz Ferdinand, quien dijo de Buzzcocks: "son un hito del punk, responsables de 'inventar' la música alternativa desde los 80 hasta nuestros días". Pero pese a que sus canciones son manoseadas por bandas actuales, Pete Shelley es un tipo que vive del pasado. Por lo menos en lo musical. Sus opiniones en cuanto a lo nuevo son recatadas. Piensa que Muse son "bastante buenos", que los Arctic Monkeys "están bien y nada más" y que opinará de Pete Doherty "cuando haga algo musicalmente apropiado".
"De hecho los dos últimos discos que me compré son: Electric Storm de White Noise (1969) y el otro de una banda que se llama The Moonies, que fueron nuestros teloneros, pero que ya no existen hace dos años".
Dentro de las muchas versiones que se han hecho de Buzzcocks, la última es una que hizo la banda francesa Nouvelle Vague de "Ever Fallen in Love", ¿la has escuchado?
Sí, claro. Creo que está bien, porque lleva la canción a un lugar lejos, lejos del prejuicio de la gente. Aunque parece que ahora se usa en un comercial de fruta en Polonia, ja,ja.
¿Qué te parecen que bandas como Franz Ferdinand o Pearl Jam citen a Buzzcocks?
Me parece que está bien, amplía el conocimiento de los Buzzcocks hacia audiencias más grandes. Así, a la gente que les gusta The Strokes o Nirvana pueden a llegar a conocernos. Muchas veces tienen la melodía de las canciones en la mente, pero no saben de dónde proviene esa melodía. Luego la gente bucea un poco más en las influencias y se encuentra con Buzzcocks y llegan a la conclusión de que somos una banda muchas veces imitada, pero pocas veces mejorada.
Hablando de Nirvana, Buzzcocks fue la última banda que los teloneó en 1994 en la gira europea. ¿Qué recuerdas de esas fechas?
Fue en 93 mientras hacíamos un show en Boston. Escuchamos que Nirvana estaba en la audiencia. Después Kurt fue al backstage, estaba con la capucha de su polerón para que no fuera reconocido porque en esa época ya eran muy famosos. Era un muchacho simpático Kurt. Y nada, vinieron a vernos porque tenían un día libre y empezamos a hablar acerca de qué le esperaba a la música punk rock en esos años, y los dos llegamos a la idea de ir a tocar a Japón y ésa era la idea original: hacer algunos shows juntos en Japón. Pero los planes cambiaron porque Pearl Jam estaba en haciendo una gira allá y tenían algunos roces y no era bueno que ambas bandas estuvieran al mismo tiempo. Así que decidieron hacer un tour europeo. Creo que hicimos Portugal y tres fechas en España, más una en París. También íbamos a tocar dos noches en Londres, pero luego sucedió lo que todos saben y Kurt nos dejó.