Desde este año, Camila Gallardo es para el resto del mundo simplemente Cami, tal como la conocen sus amigos y como la llaman en su casa. Un nombre artístico más corto "que suena mejor a nivel internacional, como Adele, Prince o Sting", dice la cantante, quien con ese nuevo alias figura dentro de los principales recuentos musicales de lo más destacado de 2018. En medio de otros nombres sin apellido, como Wisin, Maluma y Ozuna, Cami aparece como una excepción en listas dominadas por el trap y el reggaetón, el canon rítmico de estos tiempos que la viñamarina de 22 años contrarresta con un pop de raíz folclórica y letras personales que hoy ya son parte de toda una generación. Basta con revisar en Youtube las diversas versiones que circulan desde hace unos días de su éxito "Abrázame", la segunda canción chilena más escuchada del año en Spotify: la de una niña haitiana en una actividad en La Serena, la del coro inclusivo del Colegio Javiera Carrera y la de un Estadio Nacional lleno coreándola a todo pulmón en el cierre de la última Teletón.

"Hay algunas canciones de reggaetón que me gustan y otras que me hacen preguntarme en qué minuto esta persona pensó en escribirlas. Hay mujeres asesinadas, nosotras estamos marchando en la calle y hay colegas míos que se dan el lujo de seguir escribiendo esas letras y gente que las escucha", declara Gallardo con convicción, la misma con la que avanza a paso firme hacia el siguiente nivel: este domingo 16 se convertirá en la artista más joven en llenar el Movistar Arena, y en febrero cerrará el exitoso ciclo de su primer disco, Rosa (2018), con su debut en el Festival de Viña.

Luego vendrá un segundo álbum (aún más cargado al folclor, adelanta) y la internacionalización definitiva hacia mercados como España, donde actualmente trabaja junto a Rosa Lagarrigue, exmánager de Miguel Bosé y Alejandro Sanz. Este sábado, en tanto, tras una semana de intensa promoción, firmas de discos y el lanzamiento de su nuevo videoclip ("Pa callar tus penas"), se presentará frente a 30 mil personas en Argentina, invitada al show de Luciano Pereyra en el estadio de Vélez Sarsfield.

https://www.youtube.com/watch?v=0BonM92w2EY

¿Cómo se maneja la ansiedad en medio del éxito ascendente?

Manteniéndote con hambre. El conformismo es la madre de la pereza y cuando te conformas, la carrera se te va a la punta del cerro, porque sientes que hiciste todo y no tienes que esforzarte. Yo no salgo a carretear, no tomo, me cuido la voz y hago deporte porque no estoy conforme, porque quiero más. Y no es ambición de dinero, sino porque la música es lo único que me mantiene viva.

Hay un discurso común entre los artistas de su generación, donde no parece haber limitaciones autoimpuestas. ¿Comparte esa forma de ver su carrera?

Eso es porque mi generación se cansó de que nos hicieran competir. Yo estoy cansada de que nos hagan competir entre mujeres, por ejemplo, es bien machista eso. A Ozuna no lo hacen competir con Daddy Yankee . Como mi única competencia soy yo puedo brillar con luz propia y no robarle la luz a nadie. No tengo techo. Me cansé de competir y cuando uno entiende eso se da cuenta que tú eres tu propio limitante.

Cuando critica algunas letras machistas del reggaetón, ¿a cuáles se refiere?

A las agresivas, violentas, denigrantes, cuando insisten en hacernos ver como el juguete, el motivo de placer. A lo que voy es que por primera vez estamos despertando de que llevamos toda la vida ganando menos, toda la vida siendo agredidas o violadas en fiestas, y de que la música muchas veces sí ha sido responsable de eso. Yo estoy concentrada en hacer música que a mí me haga sentir cómoda y estoy feliz que una canción folclórica sea parte de un top 50 donde sólo hay música urbana.

Y una canción como "Mayores", de Becky G, con quien será jurado en Viña, ¿la considera machista también?

Como te digo: si tú te sientes cómoda y te vas a acostar tranquila en la noche con lo que escribiste, está bien. No quiere decir que no me pueda llevar bien con ella, no es un prejuicio con ella como persona, pero yo no me sentiría cómoda escribiendo algo así. Si ella puede hacerlo, todo bien.

¿Qué sensación previa le genera su debut en Viña? Hay un lado luminoso pero también conlleva desgaste y exposición.

No sé lo que irá a pasar. No quiero decir que estoy preparada porque no hay un manual de instrucciones. Quizás termine chata, quizás sea una experiencia maravillosa, lo que sé es que voy a ser yo y que quiero pasarlo bien, tengo la disposición a disfrutarlo. No me preocupa que me persigan ni mostrarme tal cual soy.

¿El show en el Movistar Arena será el mayor hito de su carrera hasta ahora?

Más que para mi carrera, creo que para la música chilena. Es un hito a nivel nacional, soy la artista más joven en llenar el Arena. Soy una convencida de que hasta que nosotros no pongamos al artista chileno donde tiene que estar, a nivel artístico y a nivel social, las cosas no van a cambiar.

Redes

Tras su año más exitoso y en medio de un ascenso meteórico, ¿hay algo que le haga falta a Camila Gallardo para la plenitud? "Tiempo", responde casi sin pensarlo. "Es lo que más me ha dolido. No haber visto crecer a mis hermanos chicos, estar lejos de ellos. Y la juventud, no haber podido salir a carretear, conocer al compañerito de la U. A veces quedo fuera de la conversación con mis amigas porque no fui a la universidad y llevo otro tipo de vida", agrega la cantante.

Para Gallardo, el tema de la familia es tan fundamental como agridulce. Fueron sus padres quienes la apoyaron desde el comienzo en la música, subiendo sus primeros videos a la web cuando tenía 14 años, y quienes alimentaron su vocación artística desde que empezó a tocar flauta traversa a los seis años. Pero al momento de ingresar al programa de talentos The Voice (Canal 13) en 2014, que propició su contrato con un sello multinacional, vino el quiebre. "Mis papás se separaron hace cuatro años, que fue cuando entré al programa. Fue terrible, lo pasé muy mal. Estaba recién saliendo del colegio y yo era como la balanza de mi casa. Además, terminé con mi pololo de muchos años, que me inscribió en The Voice. Tuve que crecer de golpe y salí de la tele sin ni un peso.

¿Crees que salí de The voice con algo? Sólo me dieron un llavero. Y bueno, exposición, un primer impulso".

¿Tuvo que madurar forzosamente en ese momento?

El quiebre de mi familia fue fundamental para poder valérmelas por mí misma. Necesitaba eso, estar sola y saber lo que es no tener a nadie. Después estuve un año sin hablar con mi papá, llegó de golpe la exposición... y yo no iba a dar pena a la tele. No quería contar mis penas, yo estoy aquí por mi música. Y si alguien cree que mi vida es perfecta, bien errado está.

¿La critican mucho en redes sociales? ¿Suele leer todo lo que se escribe con su nombre allí?

A veces sí, pero casi siempre son más los buenos comentarios que los malos. Creo que darle cabida a lo malo sería ser malagradecida con todo lo demás. Es fácil criticar detrás de una pantalla pero anda a pararte al Estadio Nacional frente a 60 mil personas. A la gente que me critica la abrazo, porque no tiene idea las que hay que comerse, las horas sin dormir, la autoexigencia, el prejuicio, el miedo. No saben.

¿Quién es su referente artístico?

Residente. No es como que me gustaría ser como él, pero creo que es una inspiración para una generación. Él marca un precedente al hacer lo que quiere hacer y no lo que la radio o los ránkings le dicen. Y al que le guste bien y al que no que escuche otro tipo de música.