Eran encargadas por las familias para decorar las sepulturas y mausoleos de sus seres queridos. Entre los siglos XIX y XX, una gran cantidad de obras de arte comenzó a poblar el Cementerio General de Santiago, fundado en 1821 por Bernardo O'Higgins. "Era el apogeo del avance económico de los minerales, y los llamados 'nuevos ricos' eran los que contrataban no solo a grandes artistas, sino también arquitectos para que hicieran mausoleos enormes", cuenta Cristian Niedbalski, gestor de los tours y visitas patrimoniales del Cementerio General.

Ubicado en la comuna de Recoleta, en el sector de Av. La Paz, el Cementerio General de Santiago es el recinto funerario más grande de Chile. Su terreno abarca 86 hectáreas, de las cuales 28 conforman el área del casco histórico protegido desde el año 2010 como Monumento Nacional en la categoría de Monumento Histórico.

"Es un espacio abierto, con calles y avenidas, y con enterramientos independientes para cada familia. Cada uno de esos enterramientos revela el nivel económico y social de las familias, así como sus particularidades", explica Mariano González Catalán, encargado de Patrimonio Histórico del Consejo de Monumentos Nacionales (CMN), sobre las particularidades del recinto.

En Chile, además del Cementerio General, hay otros nueve camposantos que han sido declarados Monumento Nacional, entre ellos el Cementerio Católico de Santiago, el Cementerio N°1 de Valparaíso y el Cementerio Municipal de Punta Arenas Sara Braun. "Algunos cementerios significan lo suficiente como para ser declarados como Monumentos Nacionales, en categoría de Monumentos Históricos. Algunos han sido declarados por la diversidad arquitectónica o los monumentos que albergan, y otros, por la riqueza de las obras de arte que contienen", señala la ministra de las Culturas, Consuelo Valdés.

Sin embargo, es el Cementerio General de Santiago el que entre tumbas, mausoleos y una infinita variedad de vegetación guarda la mayor cantidad de piezas patrimoniales en su interior. De acuerdo al decreto emitido en 2010 por el Consejo de Monumentos Nacionales, solo la zona protegida del cementerio albergaba 237 esculturas. Pero la cantidad de obras que es posible encontrar en la totalidad del recinto es mucho mayor.

El valor artístico

La historiadora del arte Carmen Retamal ha investigado durante años el patrimonio escultórico que guarda el Cementerio General de Santiago. Entre 1988 y 1990 realizó su trabajo Las imágenes escultóricas del Cementerio General de Santiago, un primer catastro donde registró alrededor de 800 obras emplazadas en todo el recinto. Entre ellas se encuentran monumentos escultóricos, esculturas individuales, bustos, relieves y medallones, de los cuales solo 150 piezas tenían identificado al autor.

A la fecha, ese trabajo ha tenido dos actualizaciones. Una es el libro no publicado Danza para tu sombra. Patrimonio artístico, cultural e histórico del Cementerio General, inspirado en la escultura homónima de Marta Colvin ubicada en el Patio 43, y que aborda las obras identificadas desde 1992 al 2006. En tanto, en 2015 Retamal y el fotógrafo Patricio Casassus se adjudicaron un Fondart Regional para la catalogación, revisión y actualización del primer catastro inédito realizado entre 1988 y 1990. Un proyecto que a través de la Dirección de Servicios de Información y Bibliotecas de la Universidad de Chile tendrá su propio sitio web para consultar y conocer en detalle el patrimonio del Cementerio General.

"La mayoría de las obras en el cementerio son esculturas de bulto. Son de talla directa; el escultor trabaja directamente sobre el material, es un proceso de sustracción, va quitando material de bloque de piedra o madera hasta lograr la forma deseada", explica Retamal. Entre las obras, se pueden encontrar piezas de mármol de Carrara, piedra, cemento, bronce e incluso madera. El mármol es el que mayor durabilidad tiene en el tiempo.

La variedad y el valor de este patrimonio está también en los autores de las obras que se pueden encontrar al interior del cementerio. Destacan varios premios nacionales de Arte, como Lily Garafulic, Samuel Román Rojas, Marta Colvin y José Perotti. Además, otras figuras relevantes de la escultura, como Tótila Albert, Rebeca Matte, José Carocca, Francisco Gazitúa y otros. En cuanto a artistas extranjeros, hay trabajos del alemán Peter Horn Werner, el italiano Antonio Bottinelli y el francés Albert-Ernest Carrier-Belleuse.

Y, aunque los estilos son variados, la mayoría de las obras son neoclásicas. "El neoclasicismo se caracteriza por la perfección de la forma y la proporción áurea de la cabeza ocho veces en el cuerpo", apunta la investigadora.

Con el paso de los años, ese tipo de trabajos escultóricos en las sepulturas ya casi no se hacen, y son los antiguos monumentos los que prevalecen, a pesar de los desgastes. "Hoy en día ya no se usa tanto el tema de la escultura. La gente ya no gasta tanto dinero. Ahora las tumbas son más minimalistas, no se gasta tanto dinero en el material con el cual se construyen", comenta Cristian Niedbalski.

Actualmente es posible encontrar gran parte de este patrimonio, sin embargo, hay piezas que han sufrido daños con el paso del tiempo. También, hay rastros de piezas que alguna vez estuvieron y que ahora no se encuentran en su lugar. Desde el Cementerio General prefieren no referirse a cifras exactas, ya que se encuentran actualizando sus registros.

Gestión y resguardo

La protección de este tipo de patrimonio guarda por estos días especial preocupación a raíz del caso del empresario Raúl Schüler y las más de 100 piezas que fueron incautadas desde su hacienda en San Francisco de Mostazal hace unas semanas. Entre ellas, esculturas pertenecientes al Cementerio General, el Cerro Santa Lucía y otros espacios.

En ese contexto, cabe preguntarse cómo se gestionan este tipo de piezas dentro de las instituciones y qué relación guardan con el Consejo de Monumentos Nacionales en el cuidado y resguardo de las obras.

"La administración, resguardo y conservación en el caso de los Monumentos Nacionales es responsabilidad de los propietarios y/o administradores, ya sean privados o municipales", explica Mariano González desde el CMN.

En el caso del Cementerio General, hay obras que son parte de las sepulturas privadas de las familias y otras pertenecen a la estructura pública del recinto. Ahí es donde el marco de acción del cementerio se ve limitado. "Desgraciadamente, el cementerio, y en realidad el Estado, trabaja con una contabilidad y reglas muy antiguas, entonces, por ejemplo, nosotros no podemos invertir dinero en tumbas privadas. Todo lo que sea conservación y restauración corresponde a cada familia en una tumba privada", explica Niedbalski.

En tanto, la labor del Consejo de Monumentos Nacionales se enmarca en el apoyo profesional que brindan para trabajar en conjunto y generar documentación y planes que permitan facilitar la gestión de estos espacios patrimoniales. "Desde el Consejo de Monumentos Nacionales se ha trabajado con ellos a fin de conjugar la protección patrimonial con la diligencia en la tramitación de las solicitudes de autorización", dice Mariano González.

En el caso del Cementerio General, este cuenta con un Plan de Manejo desde febrero de 2018, con el objetivo de producir mejoras en diferentes aspectos. "Está trabajando en el mejoramiento del territorio, arquitectura, arte, paisaje y archivo, entre otros. La administración del cementerio ha avanzado en temas de seguridad, nuevos guardias, capacitación del personal de mantenimiento y un sistema de televigilancia", agrega González.

Desde el Servicio Nacional del Patrimonio, en tanto, también ha habido un trabajo en conjunto con la PDI a raíz del caso de Schüler. Lina Naguel, coordinadora de la Mesa de Tráfico Ilícito constituida en 2013, y Ángela Benavente, experta en pintura y conservación, colaboraron en la identificación de varias de las obras decomisadas, varias de ellas esculturas pertenecientes al Cementerio General de Santiago.

(En la foto principal, Monumento escultórico por Dell'Aquila, en sepultura de Apolinardo Soto, ubicada en el Patio 15).