Es posible que a este lado del mundo, donde Netflix tiene dominado el mercado del streaming dejando a otros en un lejano segundo lugar, muchos fanáticos de las series ni siquiera se hayan enterado de que existía una llamada The marvelous Mrs. Maisel hasta la noche de los últimos Emmy, cuando con una temporada al aire, la última creación de Amy Sherman-Palladino (Gilmore girls) arrasó en la categoría de comedia, llevándose, entre otros premios, Mejor Comedia, Mejor Actriz de Comedia, Mejor Guión y Mejor Dirección de Comedia.
Más allá de si se merecía o no todos esos premios (no; varios deberían haber sido para Atlanta), esa noche la producción protagonizada por Rachel Brosnahan se convirtió en la nueva niña bonita de la comedia televisiva estadounidense. Y con ese estatus ahora llegó su segunda temporada, 10 nuevos capítulos estrenados al mismo tiempo y de manera global a través de Amazon Prime.
La historia es así, partiendo desde el principio: a fines de los años 50, en la parte más exclusiva de Manhattan, vive Midge, una madre y dueña de casa joven que es feliz dedicándose a sus labores domésticas y a adorar a su marido Joel, que además de tener un trabajo sueña con ser comediante, por lo que ella lo acompaña semana a semana a un club donde lo dejan presentarse. Cuando Joel la deja por otra mujer, Midge se emborracha y termina arriba de ese mismo escenario, haciendo su propia improvisada rutina y descubriendo una nueva pasión en su vida, la que mantiene escondida de su conservador entorno.
Quienes fueron fans de Gilmore girls pueden hacerse una idea de cómo es esta serie, pensando en esa pero multiplicada por 20: aquí todos hablan muy rápido, hasta el diálogo más trivial está cargado de comentarios habilosos, todo se mueve y se ve como que pudiera ser un musical de Broadway, con poca intención de alcanzar un estatus de realismo, y no hay ningún personaje "normal"; son todos un desfile de seres estrafalarios, cada uno con sus propias particularidades.
De seguro todo esto convierte a The marvelous Mrs. Maisel en una serie imposible de ver para algunos, y es difícil culparlos. Pero para quienes disfrutan de este estilo, la comedia es un absoluto placer de ver, porque además de tener un look increíble, que hace parecer Nueva York en los 50 como el mejor momento y lugar del mundo, lo que no tiene de realismo le sobra de encanto. Porque, por cierto, la serie no es sólo eso, también es inteligente y tiene una historia interesante, pero la verdad es que es sobre todo encantadora, sin villanos y sin personajes perfectos. Sólo un puñado de gente extraña que se mueve en un mundo improbable y que es un agrado de visitar por unas horas y mirarlo con una sonrisa que no se borra de la cara.