En el año que Avengers: Infinity War arrasó en la taquilla mundial con un final dramático, Pantera Negra conquistó con su aporte en la inclusión cultural y Deadpool 2 consolidó a su protagonista como un favorito de las audiencias, las películas de superhéroes tenían guardada una última sorpresa en el calendario. Un título que, por cierto, agrupa y potencia las mejores cualidades de esos filmes en una sola historia que parece destinada a dejar huella.

Y que da forma a sus méritos desde la vereda de la animación, una posibilidad que el cine de superhéroes apenas venía considerando. Pero tras Spider-Man: Un nuevo universo, eso podría cambiar.

El impacto de la película, que llega este jueves a cines chilenos, comienza por prescindir de Peter Parker como protagonista y construir una trama independiente -más allá de divertidos guiños- de las tres versiones cinematográficas anteriores (la de Tom Holland vuelve en julio de 2019 con una secuela). Aquí, más bien, el tradicional Hombre Araña es la excusa para presentar a Miles Morales, un joven afro-latino que saltó por primera vez a las historietas en 2011, en respuesta a la cara más multicultural de Estados Unidos que tuvo visibilidad con Obama.

En su debut en la pantalla grande, impulsado por la dupla de Phil Lord y Christopher Miller (La gran aventura Lego), Morales es un adolescente que, descontento con su nueva escuela, prefiere pasar tiempo realizando graffitis junto a su tío y entrando en conflicto con su padre policía. Pero el joven terminará no sólo siendo picado por una araña, sino que presenciando la desaparición de Parker. A partir de ahí, la cinta se complejiza y expande hacia un universo donde -sin volverse caótico- tienen cabida hasta cinco encarnaciones adicionales del héroe provenientes de otras dimensiones, incluyendo a Peter B. Parker, quien ejerce de mentor de Morales, además de un puñado de villanos liderados por Kingpin.

Humor autoparódico y acción fluyen en una aventura que, además, no teme tomar otras decisiones singulares, como darle un lugar central al hip hop, sumar versiones femeninas y japonesas del héroe, y en la versión original, no incluir subtítulos para los diálogos en español. Un arrojo que se expande a la animación, donde los creadores buscaron que se asemejara lo más posible a la experiencia de leer un cómic, e implicó trabajar en una técnica inédita. Así, además de viñetas ocasionales en pantalla, las escenas de acción adquieren una apariencia completamente nueva.

Todos esos méritos han seducido a los especialistas y la tienen en carrera por los principales premios: está nominada a los Globos de Oro, se ubica como la animación favorita de los círculos de críticos de EE.UU. y ha tomado fuerza la idea de que podría arrebatarle el Oscar a Los Increíbles 2. Un hito que allanaría la ruta hacia más filmes del "Spiderverso", que por el momento contempla un spin-off protagonizado por mujeres. Y es que ahora, más que nunca, las posibilidades para el trepamuros parecen infinitas.