Como todo nuevo inquilino tras la mudanza, Beatriz Bustos (58) se ha dedicado a ordenar la casa. En mayo pasado la curadora aterrizó como nueva directora del Centro Cultural La Moneda, en reemplazo de Alejandra Serrano, quien estuvo en el cargo 11 años de los 12 de vida que tiene el espacio.
Desde entonces, Bustos ha aplicado varios ajustes a distinta escala: en la distribución y enfoque de las salas de exhibición (abrirá un nuevo espacio dedicado a público de 2 a 5 años), de las tiendas (habría una curatoría de pymes), así como de las oficinas administrativas. Los más sensibles, en cualquier caso, son los que afectaron a los miembros del equipo, que en estos últimos meses implicaron una veintena de desvinculaciones y la renuncia de dos curadoras.
Una carta pública de los ex empleados alegando despidos injustificados provocó alarma a inicios de diciembre. Sin embargo, Bustos explica estas medidas. "Nos encontramos en un escenario donde había muchos contratos de media jornada, los trabajadores no tenían las condiciones de estabilidad y había cargos duplicados. Hemos regularizado el sistema haciendo contrataciones y mejorados las condiciones laborales. Por ejemplo, antes los trabajadores no tenían donde almorzar, hoy les habilitamos un espacio comunitario", cuenta.
Ayer, la directora guió un recorrido por el edificio ubicado bajo el Palacio de Gobierno y explicó los cambios que está ejecutando junto con el sello que quiere imprimirle al espacio. "Creo en el trabajo de equipo y en la horizontalidad con la que todos aportamos. Los equipos de Educación, Comunicaciones y Exposiciones van a trabajar juntos en un sólo espacio abierto, porque es fundamental que todos se involucren desde el inicio de los proyectos. Mi oficina se reducirá a la mitad de la que tengo actualmente, pero me permite ver el flujo de público constantemente", dice Bustos, mientras recorre las ex oficinas del Centro de Documentación que este año se movió al Centro Nacional de Arte Cerrillos, liberando el espacio que por estos días está en remodelación.
-El centro cultural es uno de los más visitados del país , con más de un millón de personas al año. ¿Cómo enfrenta ese éxito y cuál es el desafío?
-Me parece fantástico lo que ha logrado el centro cultural y valoro el trabajo de Alejandra Serrano. Fue una primera etapa necesaria, pero ahora tras 11 años, entramos a otra etapa que tiene que ver con crear más contenido y mayor reflexión. Nuestro foco es diversificar la oferta cultural sin perder la excelencia. Por supuesto que nos interesa esa masa de personas que viene al centro cultural, pero ahora queremos conocerlos mejor, saber quiénes son. Para eso vamos a implementar un sistema más moderno de medición y fortalecer la mediación. Al mes de haber reestructurado el departamento, triplicamos las cifras.
De Turner a Asia Pacífico
Picasso, el Imperio Egipcio, los Guerreros de Terracota, Andy Warhol y China Imperial, fueron algunas de las exposiciones con las que el centro cultural dejó la vara alta en popularidad y calidad internacional. Frente a esto Bustos tiene sus cartas. Como curadora independiente, fue ella quien estuvo detrás de la venida de Christian Boltanski al Bellas Artes en 2014, y desde la Fundación Mar Adentro lideró la exposición de la japonesa Yayoi Kusama (CorpArtes, 2015), al igual que las esculturas móviles del artista Theo Jansen en el Centro Nacional de Arte Cerrillos este año.
Para 2019, Bustos confirma la llegada, a mediados de marzo, de 85 acuarelas de J.M.W Turner, pintor inglés y uno de los íconos del género del paisaje en el mundo. A diferencia de muestras anteriores, la exposición, que proviene de la Tate de Londres y que está en Buenos Aires, se desplegará en solo una de las salas principales. La otra acogerá a otro pintor de este lado del mundo: el uruguayo Joaquín Torres García (1874-1949), que arribará en abril. A fines de agosto, en tanto, ofrecerá una selección de artistas de la Trienal Asia-Pacífico, que aunará una mirada contemporánea con el rescate de antiguas técnicas.
-En una entrevista con este medio, Alejandra Serrano aseguró que había agendada una exposición sobre el Imperio Persa y otra enfocada en el quehacer astronómico en Chile. ¿Se han desechado estos proyectos?
-Al llegar había exposiciones comprometidas hasta América. Tierra de jinetes. Cumplimos con esos compromisos que tenían sus convenios cerrados, pero de ahí en adelante está todo por definir.
-¿En qué medida su expertise en arte contemporáneo será un aporte al centro cultural?
-Creo que el arte contemporáneo puede complementar muchísimo lo que es el patrimonio. No solamente en Europa o Asia, también en Sudamérica se trata de leer el patrimonio desde el presente. Además, yo asumo poniéndome al servicio de este espacio y de sus lineamientos y esto es cubrir expresiones culturales amplias. Al no ser un museo, tenemos total libertad de abordar los temas.
Aunque cuenta con un presupuesto aprobado desde el Ministerio de las Culturas de más de $ 2 mil millones que les permite funcionar en 2019, Bustos tiene la misión de conseguir más recursos para llevar a cabo las exposiciones. Una de las estrategias de la administración anterior era arrendar el hall y otros espacios para diferentes actividades, como ferias navideñas, de otakus y de amantes de los gatos. "Eso va a cambiar definitivamente. Hay una responsabilidad editorial y tenemos que velar por la excelencia, entonces Feria de Artesanos, ¡maravilloso! Feria de la Ilustración, ¡maravilloso! Pero la Feria de los Gatos, ya no. Nos estamos reuniendo con un equipo editorial para revisar las solicitudes que llegan y elegir siempre algo de calidad y que tenga sentido con el lugar. El hall central es un espacio que redefiniremos y en el que está trabajando el arquitecto Pablo Brugnoli", cuenta. "Por muchos años trabajé como curadora independiente para el Museo de Arte Contemporáneo, donde el desafío siempre fue levantar recursos; ningún proyecto lo podía hacer sin esa gestión, y en ese sentido estar en este centro cultural es un privilegio, tenemos un piso de dinero que muy pocas instituciones tienen".