"Con ustedes el mejor grupo de Chile: Los Tres", dijo la anfitriona de la jornada, la periodista Mónica Rincón, al presentar al conjunto de Álvaro Henríquez. Gritos, coqueteos y declaraciones de amor al vocalista eran lo que se oía en las más de 80 reclusas del Centro Penitenciario Femenino de San Joaquín. El pequeño gimnasio donde reciben las visitas, y por donde han pasado personalidades como el Papa Francisco, por cerca de una hora fue baile, canto y sudor.
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El comienzo fue con la apropiadísima "El rock de la cárcel" -según la versión del cantante mexicano Enrique Guzmán-y ahí de inmediato varias de las reclusas bailaron en parejas, saltaron, gritaron e impulsaron una improvisada fiesta en el recinto. "Muy prendidas las chiquillas", diría Henríquez minutos después de bajar del escenario. "Queríamos darle un 'alegrón' como decimos en el sur a la gente que está acá, sobre todo en estas fechas, cerca de la Navidad", cuenta el vocalista a Culto sobre la iniciativa que nació de la propia banda.
El espectáculo estaba preparado para más de 200 reclusas de buena conducta y que en su mayoría pertenecen a la sección laboral del recinto, donde realizan desde trabajos de repostería hasta escaleras de aluminio. Pero la cantidad de público fue cercana a las 80 mujeres, porque "las encomiendas navideñas se atrasaron y coincidió el horario", apuntaron desde Gendarmería.
Y aunque cuando comenzó el acto, minutos antes de las cuatro de la tarde, el gimnasio no se veía lleno, destacaba una suerte de barra brava agarrada a la reja de seguridad; un grupo que coreó varías de las canciones, como "Camino", "Hojas de té" e incluso se lanzaron en un mosh (aquella agitación colectiva donde reinan los saltos y empujones) con "La torre de babel", ante la incredulidad de toda la banda y también de parte de los gendarmes. Los mismos que miraban como las presentes nuevamente trasformaron el gimnasio en una pista de baile para las reversiones de las cuecas "El arrepentido", "La vida que yo he pasado" y el clásico "Quién es la que viene allí".
Y una de las más eufóricas era Carolina Astudillo, apodada en el lugar como "la gata fina": "Me encantó el show y te digo que amo a Álvaro". Y luego riendo le dejó un recado al cantautor: "Que se comporte, que haga conducta igual que yo: sacrificio, beneficio. Y arriba los corazones, que siga adelante y que tire para arriba".
También hubo espacio para la emoción: "para todas ustedes con mucho cariño, una canción de amor", soltó el compositor antes de "Un amor violento". Coreada por todas, incluso por las gendarmes y por Mónica Rincón. Todo terminó con el cover de "Tu cariño se me va".
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"Por un lado nos inspiramos en ese tipo de conciertos. Pero sobre todo es un tema más social más que una copia a un concierto extranjero", detalló Henríquez sobre la idea para brindar esta performance. Y es que el lazo rock y cárcel es de larga data: Metallica en San Quentin (2003), B.B. King en Cook County (1970), y la más emblemática de todas estas experiencias con Johnny Cash tocando en la prisión de Folsom en 1968. En Chile, Weichafe o Mauricio Redolés han hecho lo propio, aunque el caso más memorable en el país lo encarnó Julio Iglesias en 1975: llegó hasta la ex cárcel pública de Valparaíso, llena de presos políticos en esos años, y soltó una frase que lo hizo ganarse el abucheo: "yo también soy preso, de los hoteles y los aviones". Es más: no pudo cantar.
Aquí no hubo pifias ni escenas para el olvido. A Henríquez se le vio en forma, tocando y moviéndose en el escenario sin problemas a solo siete meses de su trasplante de hígado por un daño hepático crónico que incluso podría haber terminado con su vida. "Me he sentido muy bien, súper bien, mi recuperación va muy bien. He estado en mis controles habituales con mis doctores y están todos muy contentos con mi recuperación, y bueno, yo también", explicó a este medio.
Y es que el hombre de "Tírate", contraviniendo todos los pronósticos iniciales sobre su recuperación, ha tenido una cargada agenda. Tras su vuelta a los escenarios en septiembre en la Yein Fonda, han actuado en varias ciudades del país, incluso el propio compositor se instaló a firmar discos por más de dos horas en una tienda capitalina para la reedición de su único álbum solista. Y ya prepara el salto a shows de alcance masivo, como La Cumbre el 12 de enero en el Club Hípico y el próximo Lollapalooza. "Estamos ensayando bastante, vamos a seguir en eso hasta que empecemos el rodaje clásico del verano, estamos trabajando para que salga todo de lujo", contó en su show más especial del último tiempo, tanto en lo personal como en lo colectivo.