Lo decía con el calor de la rabia y, al mismo tiempo, invadido por una profunda angustia: La Memoria llegaba a su fin, y reabrirla no estaba entre sus planes. Tanto se convenció de esa idea, que en los últimos años Alfredo Castro (63) no cruzó la entrada de la antigua casona en el 0503 de la calle Bellavista, donde en 2007 abrió su sala y escuela de teatro, y de la que se distanció en 2016, cuando el espacio fue arrendado por el Duoc y el actor acusó que su contador lo había estafado por poco más de $ 7 millones.
Ya en 2013 Castro había anunciado el cierre de La Memoria, luego de no recibir aportes estatales durante dos años. Entonces un Fondart vino en su ayuda y se mantuvo a flote hasta que descubrió la fuga de dinero. Dice que en tres años de investigación ha declarado tres veces. Que Nelson Márquez, su excontador, "fue citado una vez por la PDI y se acogió a silencio". Y afirma que "el Banco Santander se niega a pagar un seguro por estafa que pagué durante 12 años y resiste a entregar un supuesto mandato que yo le di a él para emitir cheques".
Así y todo cambió de parecer: esta tarde volverá al GAM con Los arrepentidos, y horas antes, al mediodía, encabezará una visita guiada por el espacio que reabrirá como el Teatro La Memoria. "El pensamiento fue: o cierro por fuera, porque no tengo apoyo alguno, o busco la fórmula de reabrir el teatro. Y decidí retomarlo contra viento y marea, como dicen. También entendí que La Memoria como proyecto había cumplido un ciclo, y su nueva vida será distinta", señala Castro, que este año volverá a las tablas con Excesos, montaje basado en textos de Mauricio Wacquez que dirigirá Cristián Plana.
El 31 de diciembre venció el contrato del Duoc, y él entró allí el 1 de enero. Sobre la gestión de la casa de estudios, Castro prefiere no opinar: "Sé lo difícil que es sostener una sala. Ahora todas las instituciones están por el formato de mientras más mejor; entonces, en lugar de anunciar cuatro obras al año, tres meses cada una y con buen público, ponen 12 montajes, un mes cada uno y lo sacan con o sin éxito. Un teatro debe tener también su curatoría, y es algo en lo que pensé mucho cuando decidí volver a hacerme cargo de la sala".
Trabajo colectivo
Empezó a trasladar una docena de cajas con fotografías, vestuarios y documentos hasta Bellavista. Pero esta vez no está trabajando solo. Alfredo Castro convocó a otras tres compañías que hoy no cuentan con un espacio de trabajo propio: el Teatro La María, encabezado por Alexis Moreno y Alexandra Von Hummel; La Provincia, de Rodrigo Pérez, y la Academia Nómades, iniciativa de la actriz Millaray Lobos. Juntos sostendrán el espacio que, tras su reapertura de hoy para el Día del Patrimonio del Teatro, tendrá tres obras en enero por el Santiago a Mil: Carnaval de Trinidad González; Franco de Alexandra Von Hummel y Cuerpo pretérito, de Samantha Manzur y Bosco Cayo.
"Las cuatro compañías vamos a partir como socios simbólicos. Compartimos visiones de escena y lo estamos haciendo muy a pulso, a la espera de la resolución del Ministerio de las Culturas, porque postulamos a un fondo OIC (Otras Instituciones Colaboradoras) que por torpeza no ganamos. Todos manejaremos llaves y nos haremos cargo desde el aseo hasta la programación, y queremos que la sala siga en la línea de obras provocadoras. Ese formato de emergencia me parece fascinante, porque refleja una pluralidad propia de esta época", dice Castro. "Nos gustaría que La Memoria sea también un espacio cada vez más abierto, y que puedan presentarse allí compañías que no tengan dónde mostrar sus obras. Incluso estamos viendo la posibilidad de hacer una alianza con Dominga Sotomayor (cineasta chilena premiada en el Festival de Locarno) para tener ciclos de cine chileno. Queremos probar otras cosas y cometer riesgos: tener funciones a mediodía o de trasnoche. Son opciones que aún estamos barajando", añade.
La nueva Memoria, que apostará por la descentralización e internacionalización, además de dictar seminarios y talleres a cargo de sus socios, ya tiene programada su cartelera hasta agosto de 2019: Carnaval se mantendrá todo marzo; en abril volverá Fe de ratas de La María; luego debutará en Santiago Monstruos y flores, montaje que Rodrigo Pérez estrenó en Concepción en 2018, y en junio Castro repondrá con elenco original -integrado por Amparo Noguera y Marcial Tagle, entre otros- su versión de Mano de obra (2003), basado en la novela de Diamela Eltit.
También habrá estrenos: este año debutará El pato salvaje de Ibsen, dirigida por Alexandra Von Hummel, y La reunificación de las dos Coreas, que conducirá Millaray Lobos en alianza con el Teatro Caen de Francia y que en su elenco tendrá actores chilenos y franceses. Castro concluye: "Durante años invité a compañías que quisieran asociarse a La Memoria, y muchas me dijeron que no. Preferían el GAM y la UC, porque obviamente tenían un sustento detrás. Yo también tenía un Fondart y pude haberlos convocado, pero no ocurrió. Hoy creo que este modelo colectivo de gestión que estamos levantando podría dictar un precedente que, básicamente, se trata de resistir cuanto más se pueda".