Houellebecq frente al espíritu de los tiempos
La crisis de los "Chalecos amarillos" y la decadencia europea cruzan Serotonina, la novela del autor galo que este viernes aparece en Francia con una tirada de 320 mil copias. Su protagonista, quien registra la revuelta, sobrevive con un antidepresivo.
"Todo el mundo, como de costumbre, condenaba la violencia, deploraba la tragedia y el extremismo de ciertos agitadores; pero, también, había una incomodidad en los responsables políticos, un malestar, y ninguno dejaba de subrayar que, hasta cierto punto, era necesario comprender la desesperanza y la cólera de los agricultores", se lee en Serotonina, de Michel Houellebecq (62).
El nuevo libro del autor galo hoy llega a librerías en Francia editado por Flammarion, con una tirada de 320 mil ejemplares. La próxima semana sale en España por Anagrama.
Es su esperada séptima novela, donde Houellebecq se pone a tono con el espíritu de los tiempos con un desencantado y depresivo personaje, que recorre una Europa en crisis. Mientras en Francia la población sale a las calles a protestar contra el gobierno. Hay enfrentamientos con la policía, en lo que pareciera ser el registro de las manifestaciones de los "Chalecos amarillos" (Movimiento "Gilets jaunes"), que se ha tomado desde octubre las avenidas de París.
"Tengo 46 años, me llamo Florent-Claude Labrouste y detesto mi nombre de pila, creo que procede de dos miembros de mi familia a los que mi padre y mi madre, cada uno por su lado, querían honrar (...) si al final he fracasado, si mi vida termina en la tristeza y el sufrimiento, no puedo culparlos", dice el protagonista de Serotonina, funcionario del Ministerio de Agricultura, quien además de detestar su nombre se medica con el antidepresivo Captorix. Lo positivo del fármaco es que aumenta la secreción de serotonina y mantiene estable su estado de ánimo. Los efectos adversos son náuseas, desaparición de la libido e impotencia.
La nueva entrega de Houellebecq llega cuatro años después de Sumisión, donde imaginaba a Francia con Presidente musulmán y cuya distribución coincidió con el atentado terrorista al semanario Charlie Hebdo, en enero de 2015. Sumisión vendió cerca de un millón de copias. Con Serotonina sus editores esperan resultados a la altura. El fin de semana, el crítico literario Bernard Pivot señaló en Le Journal du Dimanche: "Serotonina es la novela de la nostalgia y la ira, el sobresalto y la resignación".
Sin salvación
Las primeras escenas de la novela transcurren en España. En una bencinera cerca de Almería. Florent-Claude se relaciona con dos mujeres jóvenes que identifica con los "indignados".
"¿La hembra del indignado era una indignada? ¿Había estado pues en presencia de dos encantadoras indignadas?", se pregunta el agrónomo, quien abandona su trabajo en el Ministerio de Agricultura francés luego de descubrir que su pareja japonesa es la protagonista de una serie de videos pornográficos. El juego con la autobiografía se cuela en Serotonina: Houellebecq estudió agronomía y en septiembre se casó con la china Qianyun Lysis Li (42).
El personaje comienza a deambular por ciudades. De Almería se traslada a París y después a Normandía, donde los agricultores están en pie de guerra. En su camino lanza frases xenófobas y machistas: dice que la palabra femicidio le suena a "raticida". "Francia se hunde, la Unión Europea se hunde, la vida sin rumbo de Florent-Claude se hunde. El amor es una entelequia. La cultura no es una tabla de salvación", así presentó la novela el sello Anagrama.
Houellebecq ha dicho que no dará entrevistas ni hará promoción del libro. Sin embargo, está muy presente en los medios. En diciembre habló con la revista Harper's Magazine. En su estilo afirmó que Donald Trump es "uno de los mejores presidentes norteamericanos que he visto". Y agregó sobre EEUU: "He leído sobre las tácticas repulsivas de la CIA en Nicaragua y Chile solo en novelas, casi exclusivamente novelas estadounidenses...". Sobre Francia señaló: "Es un país más o menos independiente, y volverá a ser independiente una vez que se disuelva la Unión Europea".
El desencanto es la marca de Florent-Claude en Serotonina, quien encuentra un respiro en las píldoras de Captorix. Mientras, la decadencia se toma las calles de Francia: es la desintegración de un hombre, pero también de una civilización.
"Los hombres en general no saben vivir, no tienen ninguna familiaridad verdadera con la vida", dice Florent-Claude, "nunca se acaban de sentir cómodos en ella, así que persiguen diferentes proyectos, más o menos ambiciosos, más o menos grandiosos, depende, en general claro está fracasan y llegan a la conclusión de que habría sido mejor, simplemente vivir, pero en general también es demasiado tarde".
R. Michel Houellebecq fue nombrado esta semana caballero de la Legión de Honor, la máxima condecoración de la República Francesa.
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