Aunque por ahora su fachada se ve muy similar, el cine ubicado entre avenida Ossa y Simón Bolívar, en La Reina, sufrió una transformación mayúscula. En los últimos tres meses, en que estuvo cerrado al público, al interior se desarrolló una renovación que ahora parece ubicarlo a la vanguardia de los cines de Latinoamérica. De hecho, dejará de llamarse Cine Hoyts, para ser el primero en Chile en adoptar el nombre de Cinépolis, la cadena que llegó al país en 2015, al adquirir la marca local más grande. "Si queremos decirle a la comunidad lo que hacemos y cómo lo hacemos, qué mejor que partir con un cine emblemático", plantea Alfonso Becerra Cid, subgerente de Experiencia de Cliente e Innovación de Cinépolis Global, al explicar la millonaria inversión en el sitio inaugurado en 1999, el de mayor convocatoria nacional.

Entre los cambios que se pueden notar desde este fin de semana se cuentan un primer piso totalmente diferente al que el complejo tenía hasta septiembre. Bajo un concepto que Becerra define como "atmósfera", se priorizan las pantallas gigantes, la amplitud de su confitería (más generosa en oferta), áreas de descanso, tres túneles de inmersión -que se atraviesan siempre al entrar a ver una película-, y un acceso principal que se ubica al centro. Se trata, en palabras de Becerra, de "una nueva generación de cines". Un modelo casi futurista que la cadena hasta ahora sólo tenía en un cine de Monterrey.

"Buscamos que de entrada sea una experiencia de entretenimiento, eliminando los principales puntos de dolor para nuestros visitantes, como las filas", detalla. Ahora, lo primero que se encuentra al ingresar son unos tótems (o billboards), donde aparecen los títulos de la cartelera y el cliente puede hacer check-in, en caso de haber comprado las entradas o comida a través de la aplicación, otra de las novedades que se ofrecen. De haber pagado por alimentos, con esa activación estos empiezan a ser preparados y luego se pueden retirar en uno de los 20 puntos distribuidos en los dos pisos; luego se puede acceder directo a la función.

Otra de las adiciones que se alistan es la inauguración de la Sala Junior, creación de Cinépolis que debutará en Chile. Es una sala con 100 butacas, equipada con un tobogán, juegos y distintos tipos de asientos, donde se permite que, antes del inicio de la función y en un intermedio de 15 minutos, los niños se entretengan y abandonen sus lugares. En tanto, el cine mantiene su número de salas (16), entre las que hay una 4DX y otras remodeladas por completo.

Aunque el subgerente es cauto, asegura que este nuevo modelo "esperamos pronto llevarlo a más cines" de la cadena, que lidera el rubro con más de 30 complejos en el país.

Con la reapertura de La Reina, entra al debate una suerte de nueva etapa en los cines locales, que en 2018 consiguieron su mejor marca, con 28.067.114 asistentes. Por lo pronto, durante estas semanas Cineplanet abrirá el primer recinto de este tipo en Independencia y Cinemark planea para fin de mes llegar a La Calera. Movimientos que sintonizan con una advertencia pronunciada por Becerra: "Hoy cualquier industria o evoluciona o desaparece".