Al pensar en bandas sonoras, el trabajo de Ennio Morricone resalta como uno de los más importantes de las últimas décadas, y con justa razón: ha compuesto música para más de 500 películas y series de televisión, muchas de ellas premiadas.

El año 2006 Morricone recibió un Oscar honorífico por su trayectoria. Diez años después volvió a recibir otro, esta vez por la película Los Ocho Más Odiados de Quentin Tarantino, director que ha musicalizado filmes como Kill Bill y Bastardos Sin Gloria con la obra del romano.

El retiro del compositor, nacido el 10 de noviembre de 1928, conocido por la música de películas como El bueno, el feo y el malo, Cinema Paradiso o La Misión había sido anunciado a fines de marzo pasado. Sin embargo, no fue hasta diciembre cuando se anunció el plan de despedida: serán ocho presentaciones entre Roma y Verona durante mayo y junio. Y dada la alta demanda de tickets, se añadieron dos espectáculos en las Termas de Caracalla en Roma.

Antes de las fechas en Italia, el director tiene programado un recorrido europeo por Alemania, Polonia, Hungría, Dinamarca, República Checa, Suecia, Noruega, Bélgica e Irlanda, conciertos que comienzan este 19 de enero, en el Tauron Arena Kraków, un recinto en Cracovia con capacidad para 22 mil personas.

Su paso por Chile

El maestro italiano romano ha visitado Chile en tres oportunidades, en 2008, 2011 y 2013. En el marco de la celebración de sus 50 años de carrera, Morricone realizó dos conciertos en nuestro país en el Movistar Arena, donde fue acompañado por la Orquesta Sinfónica Nacional y el Coro de la Universidad de Chile.

En esa ocasión, el músico dirigió sus propias composiciones con la orquesta local, una oportunidad que los miembros de la Orquesta Sinfónica de Chile aún recuerdan. Gerardo Salazar, solista en percusión, cuenta que tuvieron cerca de una semana para preparar el espectáculo, que fue ovacionado por asistentes de distintas generaciones.

"Fue un episodio muy interesante, pues era un personaje muy famoso dirigiendo su propia música con la orquesta local. Tuvimos menos de una semana para hacer el repertorio, y replicar la sonoridad representativa de esas películas que traen muchos recuerdos de la infancia", relata Salazar.

Si bien los miembros de la Orquesta Nacional están acostumbrados a estar bajo la batuta de distintos directores, no es común enfrentarse a que el mismo compositor esté dirigiendo el espectáculo, y menos si es de la talla del italiano.

Aunque el Movistar Arena no tenía en la época los requerimientos técnicos que tiene una sala de conciertos como las que Morricone acostumbra, los músicos chilenos y el director lograron un buen concierto que recibió aplausos repetidas veces.

"Había mucha intención de que se hiciera este concierto", comenta Salazar. "Su obra trasciende generaciones, era emotivo ver abuelos y niños aplaudiendo la música de las películas que todos conocemos y hemos visto", agrega el músico sobre compartir escenario con el maestro.

Sobre la experiencia de ser dirigido por el famoso compositor, Salazar recuerda que fue poco el contacto que tuvo con los músicos: "Llegaba en una van, se paraba y empezaba a dirigir, nos corregía, avanzaba y se retiraba, no hablaba español y era bastante apasionado para dar instrucciones, como buen italiano".

El retiro de Morricone, a los 90 años, no resulta sorpresivo, ya que dirigir orquestas y dar giras por el mundo implica un desgaste físico importante. "Hay un gesto detrás de la dirección de 90 músicos, físicamente hay que estar impecable para lograr la claridad del gesto de la batuta", explica el percusionista. Un retiro que parece correcto y digno, pues Morricone se despide de los escenarios a lo grande.