6 razones para ver (o volver a ver) Los Soprano

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Los Soprano.

Un 10 de enero de 1999 HBO emitió el primer capítulo de Los Soprano. La serie se extendió durante seis temporadas, con muchos premios y elogios de la crítica. Han pasado veinte años, la industria de las series ha explotado y cada vez hay más ficciones disponibles que tiempo para verlas. La masividad de esta industria también termina produciendo un montón de productos que no logran encantar lo suficiente. Así como en el cine, en las series también es necesario volver a los clásicos, que nunca decepcionan.


La salida del cliché de la Mafia

La mafia ha sido protagonista de grandes películas del cine norteamericano, llevándonos a escenarios rodeados de acción, violencia y el viaje épico de estos líderes, convirtiéndose en parte de la cultura pop occidental. Ni siquiera necesitamos haber visto El Padrino para imitar a Vito Corleone. Toda la visión cinematográfica de la mafia tiene cierto glamour que seduce a sus espectadores y nos invita a fantasear sobre el poder. En Los Soprano conocemos la vida cotidiana de los integrantes de la mafia de Nueva Jersey, de una manera más cruda y muy poco glamorosa. Tony no viste un traje hecho a medida, parece cualquier papá que va a dejar a sus hijos al colegio. Y aunque seas el líder de la mafia, tus hijos adolescentes se rebelarán, tendrás discusiones con tu esposa y tendrás que tomarte tus exámenes médicos.

Esta visión permite conocer un mundo nuevo desconocido, donde el drama de lo cotidiano te puede ayudar a empatizar con el hombre que usa la violencia como método de convencimiento.

Una visión intimista sin artificios

Para ver Los Soprano debemos recordar que es la segunda serie original de HBO, estrenada en 1999 cuando las reglas de ritmo y cliffhangers eran distintas. Es una serie de mundos simples e intimistas, las secuencias de violencia no son aparatosas ni gratuitas. Cada diálogo es una pieza del puzzle de la psicología de cada personaje, cada gesto nos cuenta una particularidad y cada momento de silencio es una instancia de introspección y conexión con las emociones.

¿Tony Soprano quiere deconstruirse?

Mientras las mujeres estamos luchando por nuestros derechos, los hombres se están enfrentando a una lucha interna, que implica mirarse a sí mismos y reconocer lo que es propio y lo que se ha construido a partir de los roles sociales. La serie comienza con Tony Soprano, el líder de la mafia, en su primera sesión con una terapeuta. En cada sesión queda en evidencia el conflicto del hombre que debe ser rudo, macho, violento versus la sensibilidad y afectividad que ha debido esconder.

Enfrentarse a los padres nunca dejará de ser interesante

Es el hombre más poderoso de Nueva Jersey, pero aún así hay alguien que lo supera: su madre. Tony intenta ser un hijo agradecido y respetarla como el deber lo indica, pero al mismo tiempo los recuerdos de la crianza materna generan rabia y rencor ¿Se puede amar y odiar a los padres? ¿Cómo te sentirías si reconoces que tus padres fueron malos padres? ¿Estamos todos capacitados para ser madres o padres?

La secuencia de créditos iniciales

Okey, esto no es una razón en sí misma. Pero todas las buenas series tienen buenas secuencias de títulos, que nos permiten conocer el mundo de los personajes y el ritmo de la serie. Así como la secuencia de Game of Thrones nos muestra un mapa para entender el complejo mundo en que se desenvuelven, la secuencia de Los Sopranos empieza en la salida del túnel Lincoln, transita por Nueva Jersey y llega hasta el sector de los suburbios donde vive Tony Soprano. Nuevamente, este show no es sobre pistolas y deudas, es sobre la vida íntima de estos personajes.

Han pasado 20 años, pero no hemos cambiado tanto

La crisis existencialista del hombre poderoso. La duda interna de si podríamos haber elegido otro camino. El envejecimiento. Los conflictos con los hijos. El amor. El miedo a la muerte. Es cierto que hoy tenemos tecnología, redes sociales y el calentamiento global, pero nuestra condición humana, nuestros deseos y miedos, no han cambiado tanto.

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