Durante la primavera de 1928, la revista francesa Vu publicó un escandaloso reportaje sobre los niños indigentes de Moscú. Salía así a la luz una de las historias más perseguidas por los grandes reporteros de la época, obsesionados en retratar la situación social del comunismo en la Europa entreguerras. El artículo llegó a manos del joven periodista belga Georges Remi (1907-1983), quien un año antes había comenzado a trabajar para el periódico Le Vingtième Siècle, fundado y entonces dirigido por el sacerdote católico Norbert Wallez, que al cabo de unos meses lo puso a cargo del suplemento infantil y juvenil, el Petit Vingtième.
Bajo el seudónimo de Hergé, el 10 de enero de 1929 Remi publicó entre las mismas páginas la primera entrega de Las aventuras de Tintín, subtitulada En el país de los Soviets: la tira cómica denunciaba el sectarismo del régimen de Stalin, y estaba protagonizada por un joven e inquieto reportero rubio de flequillo y pantalones bombachos. El propio artista revelaría, tiempo después, que fue su hermano Paul, cinco años menor que él, quien inspiró al personaje. Acompañado siempre de Milú, su fiel perro fox terrier, además de los inolvidables capitán Haddock, el profesor Tornasol y los detectives Hernández y Fernández, con los años Tintín se convirtió en símbolo de una época de fuegos cruzados.
Nueve décadas después, sus aventuras -publicadas en 24 álbumes, y primero en blanco y negro y luego en color hasta 1983- han sido traducidas a 120 idiomas y vendido más de 250 millones de ejemplares en todo el mundo. Testigo de algunos de los acontecimientos claves del siglo XX, desde el imperialismo japonés y hasta la llegada del hombre a la Luna, Tintín vuelve a cambiar de folio convertido, además, en un ícono pop: artistas como Warhol y Lichtenstein lo apuntaron como a uno de sus fetiches; grandes museos, como el Pompidou y el Grand Palais de París, le dedican hoy muestras permanentes, y el año pasado una acuarela pintada en 1939 por el propio artista, El cetro de Ottokar, fue subastada en US$ 750 mil por Christie's, en la capital francesa.
En cines y smartphones
En su segunda aventura, Tintín en el Congo, publicada semanalmente en el mismo periódico entre mayo de 1930 y junio de 1931, el personaje de Hergé sostiene una serie de encuentros con el pueblo congoleño nativo y varios animales salvajes. Luego tomaba notas en su libreta, y recurría a ellas para informar en su país sobre la misma colonia belga en suelo africano. Tintín descubre, sin embargo, una operación criminal de contrabando de diamantes dirigida por el gángster estadounidense Al Capone, que luego dio pie a la serie Tintín en América (1931-1932).
Por sus primeras viñetas Hergé fue señalado como anticomunista, y por la aventura en el Congo recibió acusaciones de colonialismo y hasta racismo, si bien en 2012 un tribunal rechazó que busque incitar odio racial.
También se le acusó de colaborar con los nazis (ver recuadro), aun cuando la publicación de la octava parte de su serie, Tintín en el país del oro negro, fuera interrumpida en 1940, año en que los alemanes invadieron Bélgica.
El paso de Tintín por el Congo belga fue precisamente abordado ayer en su Bruselas por un grupo de estudiosos y críticos reunidos en torno a su aniversario. De igual modo, este fin de semana la capital belga retomará los festejos: el sábado, la galería Tintín Hergé, administrada por la fundación que lleva el nombre del artista, anunció el lanzamiento de una nueva edición de Tintín en el Congo publicada por Casterman, editorial que posee los derechos póstumos del autor. En la localidad de Lovaina, en tanto, el Museo Hergé exhibirá por primera vez una serie de planchas originales en blanco y negro de ese segundo álbum de 1930, que fueron coloreadas y restauradas.
El reportero más famoso en la historia del cómic protagonizará además un juego de rompecabezas de Match 3 para smartphones, que será liberado en abril, y también podría volver este año a la pantalla grande. En 1983, el ganador del Oscar Steven Spielberg compró los derechos de la serie para adaptarla al cine, y en 2011 estrenó El secreto del unicornio, primera parte de una trilogía animada dirigida por él y producida por Peter Jackson (El señor de los anillos), que ganó el Globo de Oro en 2012.
Ahora los roles podrían invertirse, en una esperada secuela cuyo estreno estaba previsto para el 2014 y que el estudio Dreamworks ya comenzó a trabajar. "Hay varias posibilidades. Podría ser una mezcla de El cetro de Ottokar y del Asunto tornasol", declaró el año pasado Benoit Mouchart, director de Casterman. "Cuando hay una trilogía en Hollywood, la segunda parte tiende a ser más sombría", agregó, y anunció la aparición de un nuevo cómic que por años ha permanecido sobre su escritorio.
"Me encantaría publicar este año uno inédito, Tintín y el Termo-Zero. Es un testimonio interesante y la historia está terminada, pero el dibujo todavía no ha sido completamente entintado", reveló. Hergé comenzó a trabajar en este álbum a fines de los años 50, justo después del lanzamiento de Tintín en el Tíbet. Pero como en muchas otras de sus planchas, los trazos quedaron incompletos. La de 1983, Tintín y los pícaros, fue la última de las aventuras que el artista publicó en vida.
Philippe Goddin, su biógrafo y autor de Hergé, líneas de vida (2007), ha dicho que, por muy raro que parezca, Georges Remi viajó poco, demasiado poco para el abultado pasaporte que le dio a su personaje: "Por eso hacía viajar tanto a Tintín; a Perú, a Congo, a China... Para inspirarse, leía mucho y miraba muchas fotografías. Tintín viajaba por él".